Cuidado con los accidentes en la cama

Es verdad que la imaginación y la creatividad son ingredientes vitales cuando, agotado el repertorio, caemos en la repetida pose del ornitorrinco. Pero el contorsionismo y otras prácticas son peligrosas si no sos un acróbata chino (en breve, vuelvo al yengar). De hecho leo que en el último año la Brigada de Bomberos de Londres debió socorrer a muchos incautos que por intentar la versión casera de 50 Sombras de Grey cayeron en situaciones grotescas, como ese señor cuya virilidad quedó atrapada en una tostadora eléctrica. Todo por imitar las habilidades de Christian Grey, el fuckerman de la famosa trilogía.

Según la compañía de seguros Medical Insurance, al menos un tercio de las personas sexualmente activas han sufrido al menos una vez alguna avería en la cama. Y si lo pienso, es cierto: una vez me quebré el dedo gordo del pie….

cuidado con los braquets…...

Maigod. En lo cae el ser humano por darle un poco de vuelo al polvo nuestro de cada día! Conclusión, o contratamos una buena prepaga o buscamos amantes menos agresivos. Obvio, allá quienes disfruten de andar con dolor de huesos, pero ésto viene a cuento porque una cosa es la fuerza y otra la pasión. El individuo/a más activo/a no necesariamente es el más sensual ni el más eficaz, aunque es cierto que todos queremos hacer un buen papel y que en pos de ese objetivo cometemos torpezas, según un artículo de la psicóloga y escritora Miren Larrazábal, autora de “Sexo para torpes, librito que acaba de caer en mis manos, obsequio de una amistad. La autora plantea que quienes viven la sexualidad con niveles muy altos de ansiedad, expectativas exageradas, mentiras y creencias absurdas, en lugar de dejarse llevar por su deseo más profundo, con la mirada puesta solo en dar y en recibir placer, y no en batir récords, son más propensos a cometer torpezas. “Una de cada dos personas tiene problemas en la cama en algún momento de la relación. Sí es posible disfrutar de una sexualidad sana y divertida, pero antes debemos aprender sobre ella”, dice Larrazábal.

En fin, la cosa sale como debe salir, mientras haya altas dosis de humor a quién le importa la escena del profiláctico mal puesto, el cierre que no baja, la discusión por la luz prendida o apagada, los meteorismos inoportunos y tantas cosas mas que mejor no recordar…

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A Christian Grey no lo veremos desnudo

Gracias a la generosidad de un conocido tengo en mi poder los tres ejemplares de la saga Cincuenta Sombras de Grey, material que no pensaba consumir, es más, tenía cierto prejucio. Ya no. Debo decir que no es la literatura erótica que más me gusta, pero reconozco que el libro ha hecho su aporte al placer contemporáneo, poniendo sobre la mesa o sacando a la luz prácticas tan antiguas como cotidianas en la intimidad de muchas personas que disfrutan del sexo fuerte.

Ya terminé el primer libro e iré por el segundo, con viento a favor, antes de la Navidad. Aunque de a ratos se vuelve plomo, redundante y naive, el morbo crece a lo largo de las páginas, mérito del autor, sin duda… ¡hacer que una calentura dure tres tomos, no cualquiera! (y vender más de 100 millones de ejemplares en todo el mundo, tampoco).Cuestión es que la película estrena exactamente dentro de tres meses, pero los productores han ido dándole de comer a la fantasía de sus fans con imágenes y noticias de lo que se verá en pantalla gigante en febrero del año próximo. Pero, oh decepción: a Christian Grey no lo veremos desnudo, es decir, no apreciaremos del todo su perverso encanto, detalle éste que no ha caído bien entre las lectoras que tanto han esperado por esta historia.

Para compensar la ansiedad acaba de salir el póster del filme ( con el sugerente titulo “El señor Grey la recibirá ahora”) en el que la protagonista, la actriz Dakota Johnson, se muerde el labio inferior, en su papel como Anastasia Steele.

Si eso no dice nada, va el trailer. Salvo esos clichés inevitables (la escena en la que se ven por primera vez, el sexo en el ascensor etc), un fragmento de una escena me recordó un lugar que visité hace algunos años, cuando sentí curiosidad por el sadomaso

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