Desde que las cámaras vigilan los espacios públicos es cada vez más difícil para los fans del cancaneo tener sexo en lugares no convencionales, incluso en el ámbito de trabajo. Hay que estar muy urgidos para dejarse llevar sabiendo que el escenario está “monitoreado” no solo por las cámaras de seguridad, sino también por las computadoras. Sin embargo, los más osados buscan refugio en la oscuridad del baño, en las escaleras o en la sala de reuniones, tal el caso del gerente de una cooperativa local y su empleada que semanas atrás fueron sorprendidos agitándose sobre un escritorio lleno de papeles, como en las películas. El video se viralizó y el hombre salió a pedir disculpas, aunque nada lo salvó de verse con los calzones caídos frente a todos sus subordinados. De acuerdo con un informe de The Wall Street Journal, hace poco los directivos de una start up de EEUU enviaron un mail prohibiéndo expresamente el sexo en la oficina luego de haber encontrado condones usados en las escaleras del edificio, y tras comprobar que una cultura laboral demasiado amigable había impactado en la caída de la facturación, lo que demuestra que el sexo en el ámbito de trabajo puede ser de importancia crítica para un negocio.
Claro, no es lo mismo tener sexo en la oficina que tener sexo con un compañero de trabajo. Lo primero es una imprudencia, lo segundo es lo más común del mundo, pese a que en los reglamentos internos muchas empresas siguen condenando los vínculos entre empleados, más entre los de distinto rango. Sin embargo, según un estudio realizado en 2013 por el sitio de negocios Bussines Insider entre 2500 personas, casi el 80% de los profesionales mantuvo relaciones con un compañero, el 50% dijo haberlas evitado por tratarse de un colega y el 85% dijo haber “soñado” alguna vez con llevarse un compañero a la cama.
dos amores en la oficina es mucho Helmut Newton
La atracción es una fuerza extraña e inevitable, y en el ámbito laboral es un arma de doble filo: al cabo de tantas horas bajo el mismo techo, cualquier ser humano acaba viendo belleza donde no la hay, convirtiéndose el trabajo en un terreno fértil para las infidelidades. Según el sondeo el 92% no cree que se deban prohibir las relaciones entre compañeros, y dos de cada tres considera que no son un problema mientras no afecte la carrera profesional de nadie. Entre los que confesaron haber intimado en el trabajo, casi el 60% dijo haberlo hecho con varios compañeros, solo un tercio con subordinados y el 80% coincide en que esos amores furtivos no afectaron su productividad ni la carrera.
Para Liz Ryan, experta en relaciones laborales de Bussines Insider, el sexo entre compañeros es inofensivo siempre y cuando se de entre pares, haya discreción y no se vuelva una conducta reiterada. Léase, hay que llevarlo con elegancia. Yo en cambio aprecio a los que se abstienen, convencidos de que “donde se come …”