¿Qué tienen en común la palidez de la dama retratada por Courbet (cuyas lolas en punta todos los cirujanos plásticos del mundo intentan imitar, con más o menos suerte) y la belleza hambreada de la modelo británica Kate Moss? Nada, y todo a la vez: ambas son parte de la constelación de mitos y personajes que de alguna maneran encarnan la visión del erotismo que tenemos todos los mortales, nos gusten o no dichas representaciones. Cuando pensamos en lo prohibido o en el pecado, por ejemplo, enseguida nos viene a la mente la figura de una Eva con la serpiente y su manzana, del mismo modo que si hablamos de perversión algunos visualizan el látigo y otros adminículos del sadomaso.