Para la gente joven el sexo es vintage

El sexo es vintage. Lentamente está pasando de moda, aun cuando nunca hubo tanta oferta ni fue tan fácil conseguirlo como en este siglo XXI. No porque sí la revista Playboy ya no pone chicas desnudas ni en su portada.

Me atrevo a decirlo en un momento en el que las redes sociales han multiplicado las posibilidades de cualquier ser humano de acceder a un encuentro casual. Ahora que tenemos porno casero hasta en el celular, y ahora que hasta en el anuncio de galletitas hay un mensaje erótico encriptado. Ahora que al fin las escuelas entendieron la necesidad de la educación sexual (en el mundo, acá nos falta), y que somos un poco más conscientes de las pestes que podemos pegar si no usamos protección. Ahora que hablamos libremente de lo que nos gusta y lo que no, que habemus Viagra y vibrador a control remoto, que tenemos coach y robots, y que las mujeres se han emponderado en la cama también. Cualquier día de éstos el Papa pide que usemos condones!!!

Para mí que los primeros síntomas de ese hastío incipiente se dieron en Japón, donde hombres y mujeres se tocan cada vez menos, y a cambio crecen el onanismo, el consumo de juguetes y esas prácticas estrambóticas que no incluyen penetración ni ninguna otra clase de contacto. La decadencia mayor la sufre el cine XXX desde que cualquiera puede filmarse un videito en casa y subirlo la red para que lo vean los amigos.

 ....amor, nada más…

La confirmación palmaria del que el sexo per se nos tiene un poco podridos surge de un estudio reciente publicado en la prestigiosa revista Archives of Sexual Behavior, que difunde la mayoría de los estudios y ensayos científicos de institutos y universidades de Estados Unidos y el mundo. La investigación demuestra que la gente nacida en las décadas de los 80 y los 90, es decir los millenials, tienen menos relaciones sexuales que sus padres y abuelos. No es que no las tengan, tienen menos, y con complicaciones.

Y como no. La sobre información y el bombardeo de imágenes han resultado un bumerán para el deseo. En vez de darnos ganas nos dió pánico escénico. Frustraciones, y en el peor de los casos, depresión. Eso no solo le pasa a los jóvenes. “El sexo no es nada” me dijo una vez un seductor serial que solía acosar hasta las mujeres de sus amigos, mientras los sábados por la noche se hundía en la soledad de una cama King Size y el plasma más grande de todo Miami. 

Y es que tarde o temprano todos acabaremos descubriendo que lo único que necesitábamos era una buena conversación.

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WhatsApp, o el apocalipsis de las citas románticas

Lo que a tus abuelos le tomaba horas de zaguán y cafés en el Bar La Paz, lo que a vos te llevó al menos tres cenas previas, a los milennials (gente que nació después de 1994) les toma menos de 10 mensajes de WhatsApp. Así de fácil consiguen su cuota los menores de 30,….y uno que todavía fantasea con violines, chocolates y un poco de verso florido!

Según una investigación del portal de medios digitales Mashable, que quiso indagar un poco y saber cuánto tiempo pasaba entre el primer texto intercambiado vía WhatsApp y el primer encuentro íntimo de dos personas, hoy los más jóvenes se las arreglan sin tantas vueltas, e incluso sin gastar demasiados caracteres (“DTF?”, Down to Fuck?, en inglés), pactando la cita en menos de 10 mensajes, lo que sugiere que consiguen mucho pero mucho más sexo casual que las generaciones anteriores.

hola! dale…donde? ok!! via lauralizabeth.tumblr

Lo confirma otra investigación publicada en el Archives of Sexual Behavior, que revela que el 45% de ese segmento tuvo sexo casual en 2010, un aumento considerable del 35% registrado a finales de los 80. Claramente los portales de citas (Tinder, Happn) y WhatsApp han acortado los plazos de la negociación erótica, de hecho hoy es el canal de comunicación básico para toda la humanidad sexualmente activa conectada. Es el “apocalipsis del dating” predice un interesante artículo de  de la revista Vanity Fair, y no está tan equivocada. Lo que yo creo que sí peligran son las citas románticas espontáneas, ésas de paisaje de póster y cena a la luz de las velas. Basta salir de bares y ver despobladas las barras de parejas, al revés, lo que mas veo son grupos de amigos con la vista clavada en la pantallita.

Mientras los millennials argumentan que no hay nada de malo siempre que las partes estén de acuerdo, el autor del trabajo, Christopher Ryan, describe la situación como una “obesidad psicosexual”, comparando la gula con el acceso ilimitado de parejas sexuales…En fin, habrá que adaptarse, o no, no sé!

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