Dos temas dominaron la mesa de noticias eróticas en esta semana que se fue. Primero sorprendieron los audaces consejos de la actriz Gwyneth Paltrow sobre el orgasmo “democrático” y las infinitas posibilidades del sexo anal; segundo, los afinados recursos de la tecnología para detectar la infidelidad, en este caso, femenina. Leo con afición las notas policiales y encuentro un par de episodios interesantes sobre el tema. Hace días en la localidad de Mérida, España, la policía detuvo a un hombre de 50 años que había instalado en el teléfono celular de su esposa cerca de 18 aplicaciones con las que controlaba las llamadas, fotos y apps que ella descargaba. Sabía que existían estos recursos “sabuesos”, pero ya 18 me parece una exageración, tan alarmante como las estadísticas que “justifican” su existencia, en el caso de ser cierto que el 55% de las mujeres y un 60% de los hombres casados tienen aventuras fuera del matrimonio, como asegura un sitio especializado en tácticas y estrategias para espiar Smartphones.
Parece que la víctima empezó a sospechar que era vigilada tras ver lo poco que duraba la batería, además de escuchar interferencias en las llamadas. Hizo la denuncia y la policía detectó que, efectivamente, había una cantidad de aplicaciones que le permitían a su media naranja controlar el terminal desde cualquier computadora. El otro episodio sucedió acá nomás, en La Pampa, donde los jueces de la Cámara de Apelaciones fallaron en contra de una mujer que engañó a su esposo, según el cable de la agencia Télam, condenándola a indemnizarlo por el “daño moral” que le causó verla saliendo con otro hombre de un albergue transitorio. Los jueces coincidieron en que el hecho le “truncó el proyecto de vida familiar” y constituyó además “un atentado contra su honra”, lo que revela la cabeza fría del engañado. Cuesta creer que la pescó in fraganti, por más chico que sea el pueblo. Vaya a saber cuánto espero para tener la prueba definitiva de lo que ya había confirmado por otras vías.
cuidado con tu marido sunshine
Las redes sociales y el mal uso que le damos parecen ser la causa de todos los males sentimentales de la vida contemporánea, pero ciertos es que han colaborado bastante para que aquella persona que alguna vez amamos y respetamos se convierta de un día para otro en objeto de desconfianza y persecución obsesiva, a veces, por un simple error de interpretación. Desde ya es imperdonable la violación de la intimidad ajena, pero la ciencia ha demostrado que hombres y mujeres hacemos lecturas distintas de los mensajes de texto que recibimos, lo que en consecuencia nos lleva a tomar estas decisiones equivocadas.
En una investigación de la Universidad Metropolitana de Cardiff, Gran Bretaña, se le planteó a un grupo de estudiantes dos mensajes imaginarios, uno de contenido sexual y otro de tono emocional, con el fin de ver las reacciones que provocaban en unos y otros. Tras observar gestos y actitudes de los participantes durante la lectura, concluyeron que las mujeres pasaban más tiempo mirando los mensajes de contenido emocional que los sexuales, al contrario de los varones, lo que demuestra que para ellos la infidelidad pasa casi exclusivamente por lo físico, mientras que para las mujeres no siempre.
Antes que alguna sospecha infundada nos lleve a cometer un error semejante (y aún más grande que el de haber elegido mal), vale recordar que todos esos softwares espías son ilegales y que usarlos nos convierte en delincuentes, más que en amantes despechados….