¿Has bebido mucho en Navidad y además de haberte atragantado con la pavita te tiraste encima del invitado/a más joven de la noche?. Calma. Pasa hasta en las mejores familias. En estas fechas nunca falta un borracho que pisa el corcho y le arruina al resto la bendita fiesta.
Tuve en Nochebuena que asistir a un cuadro deprimente, con lo deprimente que ya son para mí estas épocas (odio a Papá Noel y los arbolitos). A la cuñada de mi prima, que está divorciándose de su última víctima, le dió por tirarle los perros al vecino de mi parienta, un divorciado en debut que se unió al festejo con sus dos hijitos. El pobre hombre tuvo que hacer malabares para vigilar los chorizos de la parrilla y atajar a esta loca semidesnuda, que con el asunto de la canicule cayó a la recoleta reunión vestida como para bajar las escaleras del Maipo.
Harta de espectáculos indeseables, he decidido no volver a compartir estas celebraciones con nadie que no sean mi gato, mi cactus, mi música y el libro que me han prestado, Dóberman, de Gustavo Ferreyra. Dicen que es muy bueno.
soy yo, no del todo, pero bastante parecida
Eso sí: si uno decide pasarlo en solitud, como yo, debe tomar algunas precauciones. Hice la experiencia antes y les aseguro que es muy grata. Salvo la última vez, que de puro ansiosa cometí el error de bajarme la botella de alcohol sin haber probado bocado…..