Hasta la persona más segura del mundo puede entrar en pánico al momento de desnudarse frente a un desconocido. No hay estrategia que sirva para esconder lo que se siente frente a tamaño despojo. Claro, el susto pasa rápido cuando el sexo apremia.
Pero si antes se esperaba que las mujeres tuviéramos noventa sesenta noventa y un trasero brasileño para ranquear en la lista de las “deseadas” y soportar con la frente alta los primeros minutos de esa mirada escrutadora, hoy la cosa se ha invertido. Ahora son ellos los exigidos: hay que tener todo el pelo, la dentadura completa y peor, la barriga lisa o cual tabla de lavar, a lo Ronaldo en ese apotéotico aviso de calzoncillos. Así de castigado viene el género masculino en este siglo XXI, en el que la imagen lo es todo, incluso para aquellos que se atrevían a “pedir” perfección.
un gordito casi real Gza AERIE
Por eso me encanta esta campaña de ropa interior masculina que alienta a no caer en comparaciones animosas y crueles, a ser ellos mismos porque “lo real es sexy”, según dice el slogan de Aerie, la marca de lenceria de American Eagle que acaba de sacar este spot publicitario en EEUU. Hace tiempo que esta empresa decidió no retocar digitalmente el cuerpo de los modelos que protagonizan sus campañas, por eso apelan a muchachos reales, sin potoshop ni panzas chatas ni pectorales depilados. El discurso incluye a seres “normales” alimentados a pizza y birra, que leen, hacen yoga y promueven la autoconfianza como única herramienta de seducción. En eso coindicimos todos. Obviamente, habrá que ver si eso se replica en la intimidad.
Por lo pronto la estrategia ha dado sus frutos (entre las mujeres, seguro) comercialmente, ya que la marca aumentó su facturación en un 21%.