¿Sabías que en la Antigüedad se practicaba la prostitución sagrada?, ¿que Iglesia y Estado obtenían suculentos beneficios de los burdeles en la Edad Media?, ¿que en Japón hay prostitutas que se visten de azafatas y simulan viajar en avión?, ¿que en Moscú se puede comer sushi en el vientre de una geisha?, ¿que en los campos de concentración había burdeles? ¿qué existe un burdel que cotiza en Bolsa? ¿que en 1490 en Roma había una prostituta por cada doce habitantes, y que hoy en un famoso burdel de Nueva York donde se juntan cada fin de semana cerca de 1000 personas funciona un salón de té? ….Y más, que en un palacete porteño de la Av. Córdoba al 3200 un ex anarquista a principios del siglo XX fundó La Varsovia, o Sociedad Israelita de Socorros Mutuos, que en rigor era la fachada de una red que operaba cerca de 3000 burdeles?..
Tantas rarezas y revelaciones como ancho e inabarcable es este mundo nuestro encuentro en las páginas de esta perlita editada por Océano, Historia de los Burdeles, de Mónica García Massagué, ejemplar non sancto que llega a mis manos gracias a Merimún. Mi fiel amiga recordó que hace un tiempo le conté que mi padre en sus años de estudiante universitario pasó una temporada asilado en un burdel del barrio de San Dennis, en París, porque se había quedado sin un centavo y no tenía ni para la sopa. La impresión que a él le había quedado de aquella experiencia era absolutamente romántica (en todo sentido), e idéntica impresión me causa ahora esta valiosa investigación, impecablemente documentada con textos e imágenes.
Casi podría decirse que desde que el hombre salió de la caverna han existido en todas las sociedades del planeta estas instituciones o espacios para el esparcimiento sexual que, aunque difíciles de asimilar por su amoralidad, convengamos se han ido reinventado para acompañarnos desde el origen de los tiempos.
La historia de los burdeles no es la historia de la prostitución, aclara la autora, pues el sexo pago no se ha conseguido únicamente en estos ámbitos, por eso me parece muy interesante esta visión antropológica y sociológica del negocio porque, aun adquiriendo diferentes estatus en cada época, ha sido siempre refugio de artistas, políticos y hombres de empresa que sin dudas ahí encontraban inspiración y comprensión, su propia versión del amor y un lugar donde hacer bussines, como bien describe la sinopsis. “Una perspectiva amable descubre el burdel empleado durante décadas como medio tradicional para la iniciación de los jóvenes en los placeres de la carne, como espacio de reunión fraternal para hombres, como primer escenario para un teatro que no permitía a las mujeres de bien subir a escena, como refugio para artistas de toda clase y como punto de encuentro revolucionario para aquellos que planeaban un mundo a espaldas de la sociedad vigente. Por otro lado, existe también otra perspectiva del negocio, basada en la explotación de la carne, que colinda de forma peligrosa con la ilegalidad y la amoralidad y que ha sido (y es) pasto de actuaciones desaprensivas, que afectan a millones de inocentes en todo el mundo.”
Prostíbulo, casa de tono, baño, convento, colegio de señoritas, casa de mala reputación, casa de mala fama, casa del diablo, casa atrevida, casa de tolerancia, mancebía…Tantos nombres y rótulos para hablar de esas cuatro paredes donde entregrarse al placer sin prejuicios ni culpas, lo que el concepto japonés describe como kutsawa, palabra que indicaba que al entrar a un prostíbulo el cliente debía olvidarse de todas sus virtudes.
El libro creo que ya está disponible en algunas librerías, bueno, no sé, eso se los debo!