El cine porno, según las mujeres

 

El porno casero se ha vuelto una afición para miles de onanistas y parejas que se filman para luego subir el video y verse copulando a lo bestias en la Web. La tendencia florece en los sitios más bizarros de Internet y amenaza a este nicho del séptimo arte, que además enfrenta una provocación mayor: las jóvenes directoras de cine están abriéndose camino en el género con un discurso propio y renovado que hará tambalear el negocio, históricamente “regenteado” por hombres.

A mí el porno me aburre. Y en este caso barrunto que tiene tinte feminista, y tampoco me “excitan” los asuntos de género. Pero que tiene mérito, tiene mérito.

Días atrás el gobierno sueco donó 69.000 dólares para la realización de “Dirty Diaries” (Diarios sucios), una serie de 12 cortometrajes de la documentalista Mia Engberg. “Las películas siempre fueron filmadas por hombres, y para hombres. Es hora de mostrar la sexualidad desde el punto de vista de las mujeres. La película no está hecha para satisfacer a un público masculino ni para hacer dinero”, explicó la dama.

Pero la pionera en el rubro es otra sueca afincada en Barcelona, Erika Lust, una rubia de 32 años, casada con un argentino, madre de un niño y que, además de dirigir, escribió un libro donde explica claramente su punto de vista sobre el tema. “Quiero ver a mujeres decidiendo cómo se nos representa: quiero ver a mujeres siendo mujeres, mujeres como tú y como yo, con sentimientos, educación, profesiones, madres, casadas, divorciadas, solteras, amantes, jóvenes, adultas, delgadas, con curvas, siempre disfrutando de su sexualidad y disfrutando las situaciones sexuales que se presentan en las películas.

Algunos hombres quizás prefieren pensar que sólo las guarras, las prostitutas y las calentorras son sexualmente atractivas y que el resto son seres inocentes. A muy pocos les gusta pensar en la sexualidad de sus madres, hermanas o hijas. No pienso sentarme y esperar a que la industria reaccione, y que ella evalúe sus creencias básicas y arraigadas sobre la sexualidad femenina. Si no lo hacemos nosotras, ellos no lo harán”. Qué tal, eh.

Erika no es light. Al contrario, abunda en escenas de sexo explícito, pero el resultado es menos chocante quizá porque los actores son gente pedestre, sin siliconas ni blondas oxigenadas a lo conejita de Play Boy, ni varones superdotados, y porque siempre hay una historia que sustenta el acto. Entre sus títulos figuran Ser o no una buena chica, Cinco historias para ellas, Barcelona Sex Projects, y Las Esposas. Algunas se vieron en el Sex Can dance, una muestra de cine porno femenino realizada hace unos días en Valparaíso, Chile, experimento que promete repetirse el año próximo.