¿Se acuerdan de las gatitas de Porcel, de la bebota de Olmedo y esas fabulosas tapas de las revistas de los noventa, cuando anticipando el verano aparecían las chicas it del momento con el vade retro desabrigado? Después aquel furor de traseros apenas cubiertos con tiritas e hilos dentales pasamos sin escalas a las lencerías recatadas y luego al chic erótico de Dita Von Tease, muy fino, por cierto.
Pero, para los nostálgicos, ha vuelto la tanga. Sí. En estos últimos días habrán notado que asistimos a un festival de glúteos y pelvis organizado por las estrellitas del pop americano, que sin dudas han dejado cual monjas de clausura a sus pares latinas, que prometían ser las verdaderas casquivanas de la película. Lady Gaga, Rihanna y ésta chiquita Miley Cyrus parecen estar protagonizando un duelo de colas, a ver quién pela más arriba del escenario. El artista siempre intenta dar lo mejor de sí…
La verdad es que a ninguna le queda wow Foto Gza El País, vía Getty/ Instagram @badgalriri/ Imagen vía Terry’sdiary.com
Sin dudas, la repentina reinvindicación de esta prenda resulta una amenaza para el cajón de las bombachas femeninas, del que las creíamos desterradas para siempre (son incómodas, confiésenlo chicss). Según un interesante artículo del suplemento Moda del diario El País de Madrid, ese trapito que no a todas le sienta bien, quedó fuera del mercado a comienzos de los 2000. Ya 2012 en EE UU apenas se vendieron tangas por un valor de 412 millones de euros, cifra ampliamente superada por la demanda de calzones de tiro alto, pocos sexys para el ojo de muchos hombres pero súper cómodos y definitivamente más “contenedores.”
Qué lástima. El pop me gustó hasta Madonna, después creo que cayó en desgracia. Se han hipersexualizado tanto sus protagonistas que al final nadie sabe ni cómo ni qué cosa cantan. Se las recuerda por el vestuario y los escándalos. Evidentemente, la torta es chica y no alcanza para todas…