No hay como lo natural para mantenerse sano... aunque eso no significa que uno vaya a vivir más años, ni que la milanesa de soja o las semillitas de chia vayan a eximirnos de morir aplastados por un bondi o electrocutados con el secador de pelo (la última vez que se me quemó casi pierdo las cejas).
Aun cuando algo se anuncie libre de químicos, hay que tener cuidado con lo que uno se manda al cuerpo.
¿cuál de estos yuyos será el viagra?..¿da lo mismo el orégano? via lavitaebella
A un amigo que andaba mustio de ganas le vendieron en el baño de una conocida milonga porteña una versión ecológica del sildenafil, algo así como un eco- Viagra, que dicho sea de paso en Brasil no se llama Viagra desde que hace un mes la justicia le quitó la patente al famoso laboratorio que lo comercializaba en exclusiva.
Según el presidente de la Asociación Brasileña de Fabricantes de Medicamentos Genéricos, en la primera semana en que la droga salió al mercado se despacharon más de la mitad del total vendido en 2009: más de 3 millones de tabletas. Y cómo no agotar el stock , si antes costaba 17 dólares y ahora 4. La iniciativa es un paso más hacia la “democratización” del sexo, ¿o no?.
Volviendo a la cuestión de fondo, aquí las dos unidades de la pilule original cuestan cerca de 90 pesos, y hay ediciones más baratas, claro, incluso la compuesta por extractos de yuyos y plantas. Pero lo interesante es que el elemento base de la fórmula está a la mano en cualquier herboristería buena, y es de venta libre, aunque nadie debería tomarla sin preguntarle el médico primero. Se trata nada menos que de Tribulus terrestris, una adorable plantita de flores amarillas que le ha dado largas alegrías a muchos hombres de África, Europa y Oriente, desde hace miles, miles de años. Dicen que un tecito, y pum.
En un Hospital de Berlín han redescubierto sus bondades y, luego de machacarla y fundirla con otros ingredientes potentes como l´arginina y maca peruana (el posta de los afrodisíacos), demostraron que funciona casi mejor que cualquier otra síntesis química, según reveló el diario Berliner Zeitung. Los médicos del hospital La Charité se la hicieron probar a 50 voluntarios y todos vieron crecer sus efectos.
Le comento a mi amigo -que no sabe si darse o no la dosis, por lo improvisado del “quiosco” donde la compró y por lo hipocondríaco que es- que, en caso de animarse a probar piense que lo peor que puede pasarle es que no le pase nada. O bien que no salga de su casa sin la credencial de la obra social y el 0800 de la ambulancia.