Por estos días la ciudad es, literalmente, un caldo. El sopor del asfalto y los olores pestilentes de los tachos de basura hacen irrespirable la atmósfera urbana, y peor, la gente en diciembre anda más irascible y estresada que nunca. Y cómo no estarlo. De día andamos pateándonos los párpados porque de noche es imposible pegar un ojo. Así es el verano en Buenos Aires.
Volviendo de yoga días atrás, en la parada del colectivo una parejita joven franeleándose al rayo partido del sol me contagio el calor y, abanico en mano, cual tía del barrio, me refugié a la sombra de un pobre ficus falto de riego. A menos que vivas presurizado en una casa con el acondicionado a tope, el sexo y el amor en verano tiene sus condicionantes, aunque todos digan que en tiempos estivales hay más relaciones porque nos tientan los cuerpos desabrigados. No. Si vas a compartir la almohada con alguien y a ese alguien le molesta el aire porque se congela, ese alguien se muda al sofá o vuelve a su casa, y el sexo queda para otro día. Y si uno es de sudar hay que tomar ciertos recaudos, como poner sábanas de algodón e hidratarse mucho, sobre todo lo último, porque lo que más afecta a la baja del deseo sexual es la deshidratación. Hete aquí que el agua es un activador potente de la libido, según los especialistas.
El estar bien regados no solo beneficia a la hora del ejercicio amatorio, sino que el líquido mejora la forma en que se perciben las sensaciones eróticas, pues la correcta secreción de hormonas como la testosterona también depende del suficiente oxígeno y agua que haya en el cuerpo, dicen los médicos. La carencia afecta directamente al funcionamiento de las neuronas, provoca resequedad en la boca y falta de humedad en las zonas erógenas, dificultando el contacto entre ellas.
estamos hechos de liquido, como el amor sunshine
Si un dia de temperaturas intensas surge el encuentro y uno se siente medio débil, la peor idea de todas será tomar líquidos congelados o muy fríos porque el cuerpo deberá trabajar el doble para recuperar la temperatura interna que le permite funcionar correctamente, es decir, los 37 grados. Si bebemos una gran cantidad de agua muy fría o de cualquier otro líquido, enseguida sentiremos más calor. Desde ya la cervecita helada y el vino tinto, tan bueno para las arterias, en tiempos tórridos no son recomendables ya que al ser una sustancia excitante que dilatan los vasos sanguineos de la piel, el alcohol puede generar un golpe de calor.
Peor es ducharse o sumergirse en la bañera con agua helada. El choque de la temperatura corporal con la del agua produce una sensación instantánea de frío que reactiva el organismo y hará que enseguida vuelva la sensación del calor, amén de que puede provocar un sincope cardiaco. Lo ideal es tomar un baño con agua templada, empezado por mojar los pies.
Los especialistas sugieren tomar por día entre 1,5 y 2 litros de agua, lo que equivale a 8 vasos, esto sin contar con el agua que ingerimos a través de las frutas y otros alimentos. El cuerpo aloja más del 60% de agua y basta con perder el 1,5% para que afecte el estado de ánimo y baje la energía.
Entonces, a hidratarse, que este veranito porteño viene hot.