Últimamente disfruto cuando le digo a un hombre que no como carne desde hace casi 20 años. Se les transforma el gesto de la cara, piensan que no soy normal y enseguida te dicen que tenes que ir a ver al médico, que con razón estás “tan pálida”. Y eso que no soy vegana, sino vegetariana!
Yo sigo creyendo que la carne roja no es tan beneficiosa para la salud como pueden serlo el pescado y otros bichos (que tampoco como) sin embargo respeto al común denominador de los masculinos argentinos incapaces de sobrevivir un día sin una dosis de colita de cuadril y esas cosas. En fin, esto viene a cuento porque tengo, además, otras teorías personales acerca del sexo y la alimentación, y hete aquí que encuentro a propòsito un curioso estudio de Annie Potts, sexóloga y co directora del Centro de Estudios Humanos y Animales de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda.
La mujer observó que los veganos son de llevar el vegetarianismo al extremo; además de evitar el consumo de alimentos de origen animal como huevo, leche o miel, no usan cueros, lana, cosméticos y medicamentos que hayan significado el sacrificio de algún animalito. Encontró que esta postura ha generado desprecios y comentarios subidos de tono por parte de muchos hombres que leyeron textos periodísticos y estudios sobre esta conducta alimentaria, porque algunos veganos incluyen en sus hábitos lo que Potts describe como “Vega sexualidad”, que básicamente consiste en no acostarse ni tener ninguna intimidad con gentes carnívoras.
sexo solo con verduritas josep lago/getty images
Para los veganos este principio se funda en la idea de que los cuerpos de las personas que comen carne están “hechos de animales muertos”, de modo que cualquier intercambio de fluidos con ellos les hace sentir que se relacionan con un “cementerio de animales.”
Claro, esa no era mi teoría, pues no suena tan razonable. Pero atenti si van a tener sexo con un vegano/a: o les mienten (será imposible que no los descubran) o sugiero una abstinencia de bife por un tiempo (aunque ya nadie hace semejantes sacrificios por sexo, habiendo tanto a la mano, además quién sabe cuánto tiempo lleva desintoxicarse de la carne).