Que las ganas te asalten furtivamente en cualquier parte, sea la tintorería o en la fila del colectivo, no te da licencia para concretar ahí mismo la fantasía… o, bueno, tal vez sí. En lo personal, cuando paso, por ejemplo, delante del Obelisco o la Torre de los Ingleses, no me erotiza en absoluto la idea de trepar al monumento sólo para destilar la adrenalina que produce el sexo en lugares improbables.
En Sidney se han hecho una panzada con la proeza de esta parejita de estudiantes enfoguecidos que logró colarse en un edificio público para llegar hasta el precioso campanario de una torre, y ahí darle rienda suelta a la pasión.
En cueros, y haciendo la acrobacia erótica en la cornisa, los amantes estuvieron largo rato gozando en las alturas, tiempo suficiente para que todos los peatones se detuvieran a tomarles la foto, luego publicada por The Daily Telegraph. Sin duda lo que los chicos querían eran sus quince minutos de fama. Y la cuestión es que las fuerzas de seguridad no entienden cómo hicieron para llegar hasta ahí arriba.