Para no suicidarse los domingos hay que ir a la cine a ver una película bien tonta, la típica “pochoclera” (siempre que no estés a dieta y no seas sensiblero, porque ahí sí que el plan no tiene gracia). Hace unos domingos la mala puntería me llevó a ver lo peor de la temporada, ¿Donde están los Morgan?… ay, ¡ésa Sara Jesica Parker! El domingo que pasó tuve mejor suerte. Amante Accidental será todo lo liviana que quiera la crítica, pero entre gags y buenas tomas, va al fondo de un tema actualísimo: las cougars, mujeres de más de 40 que eligen jóvenes muy jóvenes como pareja.
Catherine Zeta Jones hace de una madura madre de dos niños que, al descubrir los affaires del marido, decide mudarse a Nueva York y retomar su carrera de periodista. Ahora trabaja, va al gym y se junta con una amiga medio ninfómana que la abastece de citas, una peor que la otra (un clásico). Pero para poder salir con los candidatos contrata a un niñero adorable…. de 25 años.
Los 40 son los nuevos 20, afirma el slogan de la sitcom The Cougar Town, que trata sobre lo mismo. Más allá de esa verdad relativa, acá la historia trasciende la anécdota (el amor de los protagonistas) y hurga en las contradicciones, el impacto social y los planteos individuales que genera un vínculo desparejo….o no tan desparejo, porque ésa es la cuestión aquí.
Bueno, no voy a contarles el final, pero sí que salí del cine dudando de se trate solo de sexo fresco, como dicen algunos por ahí.
También, creo, se trata de renovarse mentalmente, algo que a cierta edad, y sin un estímulo intelectual válido, no es nada fácil. No es que haya que borrar de la lista esos códigos y formas que traemos de la infancia, pero sí es cierto que uno mantiene más o menos los mismos principios o valores a lo largo de su existencia. Con ellos va conduciéndose, ordenando, eligiendo y haciéndose cargo de las consecuencias de sostenerlos. Pero puede que algunos ya no funcionen, que no se adapten a las circunstancias contemporáneas que nos tocan.
Las personas de 20 y pico tienen otra ética. Distinta. Ni mejor ni peor. Y a veces proponen razonamientos alternativos soprendentes pero enriquecedores para quienes son poco afectas a cambiar de ideas, a mover viejas posiciones. Eso es un potente afrodisíaco. Más cuando las mujeres han perdido la fe en el modelo de hombre que habían elegido, tal como lo pinta la película. Eso, creo yo, moverse y no quedarse en el pasado, mirar la vida desde otra ventana, puede ser más eficaz que una dosis de botox.
Pero….en un momento de la peli, ella queda embarazada. Y he ahí el punto más controvertido de esa realidad.