La adrenalina, más eficaz que una cena romántica

 

Ninguna de mis amistades ha celebrado San Valentín, quizás porque efectivamente ni una cena romántica, ni flores, ni un fin de semana encerrados en la cama de un hotel boutique bastan para aumentar ni asegurarnos el amor de nadie. En buena hora si no es tu estilo de conquista, pues aunque los regalos y las atenciones son bienvenidas, en rigor, no definen nada. Según dos antiguos experimentos el mejor escenario para el amor siguen siendo las situaciones que disparan la adrenalina, como las que vemos en las películas, cuando ella está en peligro y el héroe la rescata, ejemplo, la típica escena del avión que cae en picada y a punto de estrellarse el piloto salva el vuelo con una maniobra genial, entonces la heroína aterrada queda prendada del señor, sea o no un espléndido. Es decir, un susto, una emoción inesperada pueden hacer que la chispa prenda.

Los psicólogos canadienses Donald Dutton y Art Aron le pidieron a un grupo de voluntarios que cruzaran dos puentes muy distintos que hay sobre el río Capilano, en Canadá: uno está suspendido a 150 mts de altura y se tambalea sobre las piedras de un profundo cañón; el otro es un puente sólido, ancho y de poca altura en la misma zona. A mitad de camino los interceptaba una encuestadora joven y bonita que pedía que le respondieran unas preguntas para un trabajo de su Universidad. Terminado el cuestionario, les daba su teléfono y sugería que la llamaran en caso de tener algo más que agregar. Nueve de los treinta y dos participantes que eligieron ir por el colgante sintieron atraídos por la entrevistadora tanto como para llamarla despùes, mientras que de los que cruzaron el puente menos arriesgado solo dos sintieron la necesidad de retomar el contacto, cuenta una nota publicada a propósito del Dia de los Enamorados.

ay…. te alcancé! foto via gza goodbyebabylon.

La adrenalina de los voluntarios que cruzaron el puente flojo subió por la sensación de estar a 150 mts del suelo, eso aumentó el pulso y la respiración, además de generar cierta debilidad en las piernas, síntomas propios del miedo y que son prácticamente iguales a lo que sentimos estando cerca de alguien que nos gusta. Equivocarse al atribuir esos síntomas al encuentro con la entrevistadora es lo que hizo que los voluntarios que cruzaron el puente de madera sintieran atracción por la chica de la encuesta. A eso le llaman “atribución errónea de la activación o excitación (arousal)” y refiere al error alidentificar la causa de lo que sentimos. Quienes cruzaron el puente seguro no experimentaron tales síntomas, y por eso la misma entrevistadora tuvo menos éxito. Quedaba probado que en situaciones de riesgo la posibilidad de enamorarnos de la persona que tenemos enfrente es mayor, aunque sea la equivocada.

Los mismo pasa cuando corremos. Tanta dopamina y adrenalina segregamos que

terminamos viendo belleza donde no la hay, así es que se forman y se sostienen, pienso, los grupos de running, cofradías de gente unida por lazos de camaradería y litros de hormonas. Un estudio demostró que la alteración de la respiración y el latido cardiaco provocados por dos minutos de carrera hacía que un grupo de hombres vieran más atractiva a una mujer en un vídeo. Quienes corrieron solo quince segundos fueron más moderados en juzgar el atractivo.

Conclusiòn: ojo, una sobredosis de adrenalina puede hacernos creer que el equivocado es el indicado; segundo, si queremos ser correspondidos por alguien que nos gusta, invitésmolo a correr al parque. Para sustos y emociones extremas ya tenemos bastante con la realidad diaria…