Nuevamente he caído en las redes de Netflix, ahora atrapada en una serie nueva sobre relaciones sentimentales. El primer capítulo de Easy presenta a un matrimonio joven con hijos que tiene sexo cada vez más esporádico, y peor, con algunas disfunciones no resueltas en el medio. Para matizar el aburrimiento él mira porno a escondidas y ella guarda en su mesita de noche un vibrador XL. Cuando deciden ponerse a recuperar la chispa, o no les coinciden las ganas o les suenan los celulares. Deciden probar con las fantasías, entonces aprovechan Halloween para comprar disfraces de mucama y de plomero, porque a ella le gustan los hombres que saben cambiar cueritos. Él está excedido de peso, ella es workaholica. Cuando logran coincidir en la cama, advierten que la magia acaba antes de empezar….
Espero que en el segundo capítulo la pareja vaya al sexólogo, invente algún otro truco o de última que recurra a este novedoso juego de terapia sexual con realidad virtual inventado por un emprendedor del cine porno, mientras tomaba un curso para perder el miedo a volar. Todd Gilder descubrió que el pánico escénico, las fobias, el miedo a la intimidad y la falta de deseo están asociados a la ansiedad, la misma que provoca subirse a un avión. “Empecé a pensar en aplicaciones que la usasen para hacer frente a otras fobias y a problemas de bloqueo, específicamente sexuales” explicó el hombre en una entrevista reciente. Así nació Virtual Sexology, un programa de 8 videos que trata temas puntuales como la respiración, los ejercicios de Kegel, técnicas para prevenir la eyaculación precoz, avivar el deseo etc etc etc. Todo muy bien intencionado hasta que aparece en pantalla el guía o “coach”, nada menos que una actriz multipremiada que ha filmado más de 150 películas XXX. Pero nada es porque sí. Gilder cree que si podés romper el hielo con una mujer semejante, la real realidad será pan comido.
Halloween erótico poco Easy
Virtual Sexology una manera lúdica de “hacer frente a innumerables temas, incluyendo el miedo a la intimidad, la eyaculación precoz, la disfunción eréctil y la pérdida del deseo o de la excitación” aclaró el autor del proyecto, que convocó a un sexólogo para darle un sesgo médico al juego. Con los videos viene incluido un artefacto que, una vez colocado, puede sincronizarse con los movimientos y las indicaciones de la conductora vestida de secretaria ejecutiva (lamento que hayan estereotipado así al oficio de las asistentes).
Gilder insiste en que no es porno, o en todo caso es porno terapeútico. “La pornografía no es educación, la pornografía es entretenimiento. Con Virtual Sexology estamos tratando de cerrar esa brecha entre la educación y el entretenimiento. Esta primera versión contiene técnicas útiles para hacernos amantes mejores y más atentos” aclara. Ojalá cumpla esa meta, pues si algo ha estropeado el cine para adultos es la vida sexual de las personas, mal educando y creando insatisfacción a varias generaciones de hombres y mujeres.