Estábamos en casa de mi madre por irnos a dormir pasada la medianoche cuando el vecino de arriba y su amante de turno empezaron la función continuada. Todo parecía transcurrir en el living y la chica volaba de felicidad, al menos eso nos lo hizo saber con sus gemidos de gata en el tejado. Cuestión es que la cosa se fue poniendo más y más intensa, incluso, pensé, ahí había terceros. “Bueno, serán swingers o tántricos”, soltó la superada de madre, demostrando amplios conocimientos en la materia y un sorprendente estado open mind.
Pero la actividad en el 9ª B se estaba poniendo inquietante pero a mamà no se le movía un pelo…”es una grabación, querida, no te das cuenta?” dijo mordiendo la barrita de cereal. Parece que el portero le chusméo que el vecino no se enfiesta sino que la pasa tirado en la cama mirando porno con el volumen alto, estrategia que funciona y muy bien, ya ven. Escuchar el goce ajeno, excita, por eso, en resumidas cuentas fingir un orgasmo con un buen acting, más que una obra de bien, es un arte elevado, como sostiene el psicólogo español José Larranda en una columna del ABC. “El fingimiento es también destreza de amantes empoderadas, lujuriosas, atrevidas Y al otro lado del fingimiento hay amantes artistas que aumentan su deseo con la excitación histriónica, dramática y exagerada de ella”.
Visto así fingirlo no es engaño sino una forma exquisita de alcanzar el goce, razón por la que este terapeuta recomienda a sus pacientas que padecen anorgasmia que se explayen y muestren todos sus dones líricos en el escenario:” escenifiquen, que dramaticen y hagan de este falso orgasmo un arte dramático al servicio del juego amoroso”, recomienda. Según una antigua (ya la publicamos hace unos años) investigación de la Universidad de Kansas realizada entre más de 2000 mujeres, el 68% ha fingido un orgasmo al menos una vez en la vida (una????) y los hombres también lo hacen, pero muchos para disimular que tampoco llegan al clímax. “Sobre todo -explica Larranda- cuando no pueden, no llegan o están fatigados sin haberlo alcanzado aún. Lo hacen casi siempre durante la penetración, puesto que así la ausencia de eyaculación queda disimulada“. Pero atenti que a veces mentir en la cama supone” tapar incompetencias propias o ajenas y eludir cuestiones que los amantes deberían abordar con claridad”.
Lo único que hay que considerar es el descanso de los vecinos, por el resto, hacer cada tanto la gran Sally no viene mal….