El vino me pone beoda. Salvo el semillón, que a un amigo bodeguero le sale muy rico, el jugo de uva suele sacar lo peor de mí.
Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Florencia sostienen que el vino excita a las mujeres. Le preguntaron a 798 italianas de entre 18 y 50 años en la región de Chianti, en la Toscana, y concluyeron que los componentes químicos del tinto pueden aumentar las funciones sexuales al aumentar el flujo sanguíneo hacia zonas “clave” del cuerpo.
Qué cosa el metabolismo. A mí el tinto me llega a la zona clave, al cerebro: pero me lo anestesia. No importa si estoy en el mejor restaurante y con el tipo más comestible de todos. Al segundo sorbo ya pierdo la compostura. Caigo en un sopor etílico que me puede, siento que me deslizo por la silla, los párpados me pesan, cabeceo discretamente como sobrevolando el plato de malfatis y, lo más grave, empiezo a decir lo que pienso.
Por eso, y porque además de bailar tango adoro acodarme durante horas en las barras, lo mío son los cócteles. Y si llevan bourbon, mucho más. Es una actividad que recomiendo la de sentarse en un bar, y si es en estimulante compañía…oh oh oh. En mi barrio hay uno que en la carta tiene 92 recetas de tragos y el barman es tan generoso que, mientras bate la mezcla y suena la voz rota de Dinah Washington, él va contándote la historia de cada cóctel. Dice que va a pensar en uno inspirado en mi encantadora persona, y que se llamará Amanda, o Jot, ya verá. Cuando lo haga les cuento qué lleva.
Volviendo al estudio de los tanos, que fue publicado en el Journal of Sexual Medicine (Revista de Medicina Sexual), agrega que aunque la muestra fue pequeña, “hay una relación potencial entre la ingesta de vino tinto y una mejor sexualidad”. Las encuestadas fueron clasificadas en tres grupos, según su consumo diario habitual: las que tomaban entre una y dos copas de vino, las que bebían menos de una copa diaria, y las abstemias.
Las que tomaban más de dos copas fueron excluídas, por posibles borrachas. El resto respondió 19 preguntas orientadas a medir su “índice de funciones sexuales”, sistema usado en este clase de investigaciones científicas. Según las respuestas el grupo más excitado y dispuesto fue el de las mujeres que tomaban entre una y dos copas diarias.
Nada nuevo: ya sabemos que el alcohol desinhibe, y hasta hace ver belleza donde no la hay. De eso doy fe.