El orgasmo, y la mentirita piadosa

 

Es lindo que a uno le digan que es bueno, inteligente, que tiene piernas perfectas o una mirada hechiante… aunque en el fondo sepamos que nada es tan así. El elogio es un masaje al ego, una caricia que se agradece, y que es puro beneficio: sube la autoestima, nos da fuerzas para seguir, es una gotita de adrenalina en ese mar de incertidumbres personales en el que todos navegamos, y a veces, naufragamos. Por eso muchas mujeres consideran que fingir un orgasmo no es grave ni dañino. Pero, convengamos, ladies, una cosa es echar mano al recurso de la actuación de vez en cuando y para enriquecer la estima del otro, y otra muy distinta es usarlo para tener la vaca atada.

 

ay, corazón, ¡sos el mejorrrr!!!….via andrea haber via codice binario

Días atrás dijimos acá que uno de los avances del 2011 fue comprobar que las mujeres hacen un poco de teatro a la hora del climax, pero un nuevo ensayo de la Universidad de Oakland en el que participaron 453 mujeres de entre 21 y 40 años con relaciones de al menos tres años, ahonda en las causas de la mentira.  “Se estima que entre el 50% al 60% de las mujeres confiesa haber mentido durante el encuentro sexual. Por el contrario, en el único estudio llevado a cabo en el sexo masculino (con 180 varones) y publicado en ‘The Journal of Sexual Research se encontró que sólo el 18% fingió tener un orgasmo” dice su autora, Viviana Weekes Shackelford. Que ellos sean más honestos en el momento clave no los exime de la responsabilidad final, porque la mayoría de las mujeres miente… cuando comprueba que son cornudas. Gritar y gemir, entonces, es una medida preventiva, una estretagia para mantener a la pareja ” interesada y excitada”, concluye el ensayo que aporta un dato más: las que más exageran son mujeres que sufren mucho el abandono.

Hay quienes son piadosas y otras que se merecen el Oscar, pero a larga todo tiene precio: “cerca del 51% de las que fingen se sienten culpables, aunque lo justifican porque creen que es importante para la satisfacción del otro” agrega la investigación. Creo que peor que el sentimiento de culpa es vivir ocultando la imposiblidad de tener orgasmos..