El ojo largo de las cámaras

 

Cualquier escenario es apto para el pecado, miren sino al religioso, que eligió los mares pacíficos y las arenas de Vallarta para escapar con su enbikinada “amiga de la infancia”; o bien al funcionario político que, para encontrarse con su amante, no tuvo mejor idea que internarse en un bosque precioso y tupido de Austria…. pero de cuyos árboles cuelgan mironas cámaras de vigilancia.

Ya no se está tranquilo en este gran hermano mundo. Ahí donde te vas, te pillan.

¿quién puede vernos acà? via cacaococoa via lavitaebela

¿Qué está pasando?, ¿somos tan trémulos de carne que sucumbimos a la urgencia sin pensar en la consecuencia?, ¿o hay cada vez más ojos esperado “cazarnos” en cada esquina de la vida? El político austríaco en cuestión es de rango alto, por eso se ha reservado su identidad, pero lo que sí trascendió es que el hombre exige una indemnización de 20.000 euros por haber sido filmado mientras tenía relaciones sexuales en pleno bosque. Con toda razón, por más que la cámara haya sido instalada en la zona para otros fines, como cuidar la flora y fauna de la región, alguien debió haber borrado la imagen erótica. No debe ser el único vecino que usa el bosque para saciar sus apetitos.

Lo del religioso me da pena, pues entiendo que se quedó sin el pan, y sin la torta. Según leo por ahí, el vínculo con la amiga de la infancia ya se había roto antes de que una cámara los pescara sueltos de hábito. Más allá de las investiduras, creo que es una inmoralidad inmiscuirse en la vida sexual de los cuidadanos, sea cual fuere el momento y el lugar. No es lo mismo vigilar que espiar, ya lo sabemos.

El fin de semana pasado tomé coraje y me fui al barrio chino a buscar lupines. Estaba mirando la góndola cuando de repente aparecieron dos chinos a los gritos. Una de las cien camáras que controlan el negocio había registrado a un señor que metió una lata en su cartera en vez de hacerlo en la canasta de las compras. Tal vez yerró el espacio, embocó mal. El bochorno podría haberse resuelto de una manera menos violenta para el sospechoso, pero las cámaras no presumen inocencias.

Qué mundo éste, para haber nacido…