El Bad Sex Award, o la peor literatura erótica

 

La literatura erótica nunca me erotizó lo suficiente hasta que descubrí a la voluptuosa Anais Ninn y comprendí lo difícil que es poner en palabras una escena de sexo sin caer en las metáforas comunes. Por eso mismo me decepcionó el Murakami de Al sur de la Frontera y al Oeste del Sol. Venía entusiasmada con la novela hasta que, casi al final, los amantes consuman en una escena tan, pero tan, guarramente contada que bastaron las dos primeras líneas del párrafo para tumbar al ídolo japonés (al que recuperé en El Pájaro que da cuerda al Mundo). Años más tarde compruebo que no estaba equivocada: por un segundo Murakami perdió el Bad Sex Award 2011,  premio que todos años entrega la prestigiosa Literary Review a la peor escena de sexo incluida en una novela.Y eso que es el eterno candidato: en su última obra, 1q84 compara a la vagina… ¡con una oreja! (no dá)

 

lo esencial es invisible en las palabras Noah Kalina

Este singular galardón fue fundado en 1993 y tiene por fin “llamar la atención sobre la frecuente inclusión de escenas sexualmente ridículas o de mal gusto en la narrativa moderna” que, parece, suele abundar en groserías innecesarias …. ¿o es grosero el sexo, y hasta las palabras han contribuído a distorsionar lo que realmente es?…

Autores reputadísimos como Tom Wolfe, Norman Mailer o Jonathan Littell también estuvieron nominados, pero el trofeo este año fue para David Guterson que en su reciente novela, Ed King, indaga en la relación incestuosa entre una madre y su hijo. El ganador se tiene que bancar el “honor”, y soportar que en una sesión pública el jurado lea en voz alta los párrafos que inspiraron el veredicto. Entre los textuales seleccionados figura una escena en la ducha, donde una madre toca al hijo “apretando las joyas de la familia, vigorosa, aplicándole un tratamiento de jabón y agua tibia”. Y sigue así: “No pasó mucho tiempo antes de que el hermoso y perfecto Ed King, semejante a una estatua romana de un baño público, eyaculara por quinta vez en 12 horas. Luego se enjuagaron, se secaron, se vistieron y se fueron a comer a un restaurante caro”. Chan chan…

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