El porno me gusta, para qué negarlo, pero lo resisto menos de dos minutos. Al cabo de un rato todo resulta un dejá vu. Sin embargo, desde que la industria del triple xxx se está llenando de mujeres que se ponen detrás de la cámara para contar una historia (el porno nunca tuvo guión) y tratar a sus congéneres como sujetos y no como objetos, se ha vuelto más amable, creativo. Y hasta más chancho, diría yo (vean este video).
Según los números, la industria suma audiencia cada día en todo el mundo gracias, quizá, a la mirada menos agresiva que le aportan la literatura y la imaginación de algunas directoras. De hecho una encuesta de Nilsen sostiene que una tercera parte de los adultos que ve pornografía online son mujeres, y en Estados Unidos hay cerca de 13 millones de personas que lo ven al menos una vez por mes. En Francia sucede exactamente lo mismo: el Instituto IFOP dice que el 82% de la audiencia del tripleequis es femenina. El estudio Hustler Video, fundado por el inoxidable Larry Flynt, también dice que el 56% de sus clientes son mujeres.
Y la tendencia no decae (y que no decaiga): en Holanda, el reino de nuestra Máxima, existe un canal de porno solo para mujeres, Dusk!, y parece que es un éxito.
¿Lo agarrará alguna señal del cono sur?