Booblivious, u hombres que le hablan al escote

 

Hace un tiempo, meses, me encontré con un ex compañero de trabajo en una fiesta y noté que, y no por tratarse de un tipo de baja estatura (le llevo una cabeza), mientras yo le hablaba él no me miraba a los ojos sino al escote, que no era tan desabrigado,de hecho hacía frío en la ciudad. Qué momento. Por más que me agachara para buscarle la mirada, nada.

Vengo a enterarme gracias a una colega española que esa fijación que tienen ciertos individuos por “hablarle” a los escotes fue bautizada por el Urban Dictionary como booblivious, en castellano,”distraerse ante la presencia de unos pechos que no se responde, aunque te llamen por el nombre”, tal la traducción que ofrece Google. El foco puesto en las llantas y no en la portadora, sobre todo si el tipo es joven, denota una temprana babosidad, aunque también es propio de la naturaleza masculina, incluso hasta podría decirse que es un gesto ininputable. Una investigación de la Universidad Victoria de Wellington, en Nueva Zelanda, probó que el 47% de los hombres al conocer a una mujer se fijan primero en los senos y también los miran durante más tiempo que cualquier otra parte del cuerpo”, cita el texto de la revista Men’s Health y que reproduce en otro artículo el diario El País de España.

Ni maternales, ni eróticas: armas de protesta… Foto Corbis

Las razones de la insistencia se fundan en la hormona oxitocina que se libera durante la lactancia, lo que permite deducir que al contemplarlas algunos hombres se transportan inconcientemente a la época de los pañales, según las conclusiones publicadas en el libro The Chemistry Between Us: Love, Sex and the Science of Attraction, de Larry Young y Brian Alexander, especialistas en neurociencia. En su opinión, amamantar genera un ida y vuelta entre la madre y el niño, relación que luego se reproduce, con matices eróticos, en una pareja heterosexual.

Lástima que a la hora del sexo pocos sepan “tratarlas” como merecen.Y por otro lado, qué ironía. Lo lindo dura poco.Un especialista en genética de la universidad de California comprobó y demostró hace poco que el pecho es la zona del cuerpo femenino que más rápido se marchita, que la apariencia del escote nos suma al menos dos años más.