A la mujer de hoy le gusta el sadomaso

 

El sadomasoquismo y el bondage, sobre todo el bondage japonés, son dos disciplinas ajenas a mi sensibilidad erótica, pero entiendo que son prácticas muy extendidas desde siempre, aunque cada vez más, parece. La revista Newsweek en su versión en inglés le dedicó semanas atrás una tapa a un tema que parece ser tendencia: a las mujeres de esta era les gusta la dominación en el dormitorio. Que las esposen, las reten y las sometan a ojos vendados, entre otras situaciones “lúdicas”.

Habiendo tanta violencia de género en el mundo, sabiendo que la trata de blancas cada día se roba cientos de vidas de niñas y jóvenes, no me causa ninguna gracia eso de jugar a la sumisión, al latigazo. El maltrato, en chiste. Los disfraces que se usan para estas actividades sí son muy bonitos, sexies. Los tacones y el catsuit charolado con el antifaz negro estilizan cualquier figura femenina, pero al trapo lo veo más para hacer un streaptease o bien para ir al corso.

Marta, me llamo Marta…. Richard Kern via Bigfun

Sin embargo, según la nota que puedo leeer a duras penas por mi pésimo inglés, se nos acabó la boba romántica y ahora lo que vine es la chica con moretones y controlada por un individuo atormentado que le da “amor” a “golpes” de nalgas. Que el paradigna haya cambiando se debería, según el artículo, a que estamos “aburridas”, a que ya no tenemos ninguna zanahoria por delante, pues ya conseguimos todo en el este mundo: éxito, pantalones, libertad y un sueldo digno.

La nota parte de un libro que, por esos misterios insondables de  vida, se ha vuelto best seller en el país del Norte. Fifty Shades of Grey narra las aventuras de una ejecutiva modosita y tranquila que un buen día se somete con ganas a los deseos oscuros de un ejecutivo. Algo así parece estar sucediendo con las chicas de hoy, lo mismo que le sucedía a los hombres poderosos años atrás: saber que se tiene la sartén por el mango. Tanto, que da vértigo.

En fin, recuerdo, a propósito, que hace unos años cuando investigué el mercado erótico porteño para mi libro , llegué hasta la Casona del Sado, acá en Buenos Aires, un sitio muy curioso donde se ofrecen todo servicios de dominación, pero la dominatriz era una señora muy simpática y sencilla.

En fin, sobre gustos…