Ahora que ellas aceptaron las reglas, ellos se quejan de la inestabilidad sentimental, de la falta de compromiso y del vacío de las relaciones carnales casuales. Quieren amor del bueno, y ellas también. Pero hay hombres que todavía no digieren la idea de que, como ellos, las mujeres también pueden “tener sexo con el equivocado mientras esperan al indicado”.
Estas conclusiones surgen de los comentarios que ustedes, queridos lectores, dejaron en el post anterior en el que les cuento los dilemas erótico-existenciales de mi amiga Diana. Algunos hasta parecen sorprendidos por el cambio de hábito, cosa que yo no: hace tiempo que escucho a los hombres repetir que “ya no hay mujeres”.
Y les creo, dice Marilú, charlando por teléfono sobre este punto. Lo que no quedan son minas que aguanten el “gataflorismo”. Salís una vez, lo pasa bárbaro, dice te llamo…¡y no llama más!. Si vos tomás la iniciativa, sos una reventada o estás de liquidación. Lo de siempre. Todo esto es culpa de la histeria masculina. Pero finalmente cayeron en su propia trampa.
En cambio yo prefiero creer que no hay culpables, sino personas que consideran y promueven la teoría de que las relaciones estables son una forma de esclavitud sentimental y física, donde la cama es la cárcel y la fidelidad un castigo. En fin. Les dejo este vídeo de Seinfield que relata como nadie la crónica del eterno desencuentro contemporáneo.