Venus en piel, o el placer en el dolor

 

Nadie puede controlar las formas inesperadas que suelen tomar del amor y la pasión, de eso se trata Venus en Piel. La vi dos veces, y si me preguntan, hay varios condimentos inquietantes en esta obra de teatro inspirada en la novela erótica de Leopold Sacher Masoch, un escritor del siglo XIX que dio entidad al sadomasoquismo, o aquello de obtener placer a través del dolor. 

Pero lo interesante es que acá no se trata de sexo sino de una historia de amor extremo donde la seducción intelectual va envolviendo a los protagonistas en un juego de poder perverso y perturbador del que no pueden salir. La versión que acá protagonizan Juan Minujín y una Carla Peterson espectacular (divina en ropa de cuero) habla de Tomás, ambicioso dramaturgo que busca una actriz para el personaje femenino de su nueva obra. En plena noche de tormenta llega al casting una chica tímida y vulgar que aparentemente está lejos de ser la indicada. Sin embargo, después de mucho rogar, ella consigue la prueba. Para sorpresa de Tomás, Wanda conoce el libro. Sin querer fluyen en una batalla que los lleva de la fantasía a la realidad, enamorándose, cambiando roles hasta que dejan de ser director- actriz y pasan a ser dominador y dominado, ¿pero quien domina a quien?…

no tengas miedo, es solo un chirlo… foto ladoleurexquisite

Recordando los diálogos de la obra volví a mis diccionarios a buscar el origen de la palabra sadomasoquismo. En principio el sadismo se considera una perversión sexual. “El individuo se excita llevando a cabo actos de crueldad, sometiendo y provocando dolor a otra persona” dice Oscar Urbiola en La Gran Enciclopedia del Sexo. “Suele también considerarse sádico, y a modo más general, a cualquiera que realiza gestos de crueldad refinada y, además, disfruta y se divierte con ello. El sádico que puede considerarse un enfermo mental o pervertido no respeta al otro y pone en el erotismo su deseo de poder. Busca atormentar para gozar de su superioridad.”

En la novela de Sacher Masoch, el protagonista (el autor) es dominado y flagelado por su esposa que, a su vez, tiene un amante que le da palizas (al protagonista). Ella usa un abrigo de piel para castigarlo y éste, para sentir celos, la obliga a buscar al amante. Tres locos triangulados, digamos. En agradecimiento por las zurras, el protagonista lame los pies de ambos. Por otro lado el término masoquismo fue aplicado por el neurólogo alemán Kraftt Ebbing para describir una patología caracterizada por el goce en la propia humillación, en dejarse dominar mental y sexualmente por otro, que no es lo mismo que ser manso, dócil. Con el tiempo el concepto se extendió a quien goza pasando de victimario a victima, de maltratador a maltratado, pero siempre de manera lúdica y ahora con la intervención de adminículos como el látigo, el cuero, los pinchos y  otros atuendos que meten miedo.

En fin, que si pueden no se pierdan la obra, y si después les da por el rebenque, no olviden que antes de someterse al juego hay que pactar cuál será el límite….