Las rupturas deberían servir para “ajustar” nuestras expectativas, intento explicarle a Luis (tengo dos amigos Luis). Al Luis al que me refiero ahora está pasando por un momento triste: la novia lo eyectó de su vida y de su casa, donde mi pequeño gigante ya había plantado bandera (su cepillo de dientes en el vasito del baño).
Noches atrás lo llevé a cenar a un restaurante de mi barrio para que ahogara su pena en las costillitas de cerdo con puré y ensalada mixta, que tanto le gustan. Yo, que lo adoro y no quiero verlo sufrir, le cedí mi oreja, que para los amigos es siempre desinteresada e incondicional. El pobre pudo verbalizar la angustia después de liquidarse la panera. No entiende que pasó. Casi un año de amor entusiasta y, de un día para el otro, sin dar explicación, ella desapareció. Se la tragó la tierra.
Uno nunca sabe cómo se comportan los amigos con su pareja, pero debo reconocer que por momentos a Luisito no le entran las balas. Es un buen chico, aunque tiene unos humos que a veces le juegan en contra y, de ser alguien tan querible, suelen volverlo un completo idiota. A estas alturas (tiene 40) sigue buscando una mujer de catálogo. La lista de virtudes que debe reunir la que aspire a su mano, y a la de muchos hombres que piensan como él, es desopilante…
1) que sea sexy. “No importa que no sea la más linda, pero sí que tenga algún atributo corporal exuberante, vos me entendés.” Ya sabemos que los hombres son más visuales y que valoran más lo exterior que las mujere,…pero, Luis, le digo, ¡vos también largá los postres!
2) culta e inteligente. No quiere una mujer florero, como las del siglo pasado: quiere un florero con diseño contemporáneo. “Una chica leída, informada y con opiniones propias” que lo dejen bien parado en las reuniones sociales (donde él casi no habla porque es tímido).
3) que lo apoye sin hacer preguntas. Quiere alguien pata, que lo acompañe a todos lados, y lo aliente aunque esté equivocado. Que lo escuche y respete sus silencios. Simple: volvé a la psicóloga.
4) quiere sentirse libre. Eso vendría a ser, dice, una ampliación del requisito anterior. Ella debe estar disponible para acompañarlo siempre, pero dónde y cuando él decida invitarla o participarla.
5) que lo admire y lo trate como a un rey. Devoción absoluta, alguien que lo atienda y le abanique el ego (ni con la hoja de una palmera se podría ventilar ese leonino yo)
6) que en la cama sea un gato multiorgásmico. “Y sí, que trabaje un poco, que tenga iniciativa”, agrega, el descarado.
7) ah…en lo posible que sea de Racing, nunca de Independiente
Ommmm….
En fin que ya íbamos por el flan, y yo me preguntaba si alguna vez existió una “Superwoman” como la que imaginan muchos hombres.
-¿Vos qué pensás? dice, hundiendo la cuchara en el dulce de leche, seguro de que le voy a devolver la estocada
-Que si no te sacás la lechuga que te quedó en el diente dudo que una “supermina” te dé bola