No encuentro marido y ahora sé por qué: la culpa es de la pastilla anticonceptiva. Varias generaciones de pecadoras se “entregaron” al placer alentando esta suerte de “decadencia” que sufren el romance y la palabra empeñada, por estos días en los que las citas virtuales facturan cerca de 1000 millones de dólares anuales.
Dado el crecimiento exponencial de la oferta los hombres ya no necesitan pasar por un altar para conseguir la cuota de cariño diaria que exige la naturaleza. Cualquier sujeto la obtiene con solo invertir en “unas copas, unos cumplidos, un mes de invitaciones a salir y atención respetuosa”. Visto así, el valor de mercado de las relaciones sexuales sería parte de un sistema social de intercambio, según las notables conclusiones de un estudio elaborado por el Austin Institute y publicado en un video que ha superado el millón de visitas en Youtube.
Este aporte al blog se lo debo a un buen amigo economista, que por suerte ha hecho una lectura menos estricta de la evolución…
hagamos nuestro bisnes via blissmist
Cuestión es que el contenido de La Economía del Sexo ha levantado polvareda de críticas (valga la redundancia) en el mundo académico de los EEUU. Sendos estudios sobre sociología, sexualidad y género han tratado de refutarlo y hasta “salvar” el honor de las mujeres, algunos alegando cuestiones de buena fe pero que siguen empantanando la cancha, como aquello de que el sexo no es un negocio, sino un trueque (¿lo es?…)
Quizá las mujeres hayamos caído en nuestra propia trampa, sí, pero aún así la pilule sigue siendo lo mejor que nos pudo pasar: ¿quién quiere pasar el resto de su vida con un mal amante? En ese sentido, lamento que la evolución no ha sido pareja para la mayoría de ellos…