Me gusta espiar. En mi biblioteca tengo una mini colección de largavistas, uno más poderoso que otro. Dos eran de mi papá, otros son herencia de un ex que compartía la afición de mirar la vida con lente de aumento. Con esos ojos “biónicos” paso horas mirando la luna surfear entre los edificios del barrio, también alcanzo a ver un pedacito del Río de la Plata y sus barcos que, si los enfoco bien, de tan cerca es como si zarparan de mi nariz.
…y, obvio, miro a mis vecinos, a quienes conozco, incluso, desnudos. Ya dije, tengo el ojo de Jamie Sommers (¿se llamaba así?).
solo se ve una parte , moderndaypocahontaz via Lavitaebella
En un rincón de la terraza de la esquina llora un labrador abandonado por su dueño, un tipo que siempre anda enpilchado de negro. Más acá hay un conventillo donde una nena come tierra de las mecetas y, acá pegadito a la ventana, sobre la membrana plateada del techo de la panadería, tengo a un chongo que toma sol y escucha cumbia a todo lo que da.
En verano sube a la terraza en “boxer”, pero se lo enrolla tanto para tostarse sin marcas, que parece conchero de vedette. Lástima que me deserotizan la cumbia y el bronceado zanahoria. En cambio son muy poéticos…
… los pies desnudos y asomados a la punta de una cama de dos plazas en la que se acurruca una pareja que suelo cruzarme en los chinos de en frente. Desde casa no alcanzo a verles la cara, solo las patas, entrelazadas, a veces.
No sentía culpa de mirar hasta que una amiga dijo que eso es voyeurismo y que es una parafilia.
Oh oh… ¿soy perversa? Según la enciclopedia de sexo mis síntomas no coinciden con los de la para. Por supuesto que me sensibilizan ciertas imágenes chanchas, como a la mayoría. Pero lo mío es de chusma, lo que no sé si es mejor o peor.
si me querés espiar, espiame…Lavitaebella
Lo otro, es otra cosa. Es calentarse fisgoneando a los que hacen el acto sexual, sea por la cerradura de la puerta o con el largavistas, o cualquier otra forma de espionaje erótico oculto. Lo que no sé es porque a esta forma de placer le siguen llamando parafilia. Hoy por hoy, con la web cam y los blogs, los chats y Facebook y el resto de las redes, todos somos voyeurs.
Justamente para que el término no pierda su razón de ser, en algunos sex shops reinventaron los famosos “peep shows” o actuaciones de sexo en vivo, y que ahora también transmiten a través de una cámara web. También hay posiblidades domésticas de practicar el voyeurismo, por ejemplo, haciendo “upskirt”, técnica que consiste en grabar bajo la falda de las mujeres y luego subir las imágenes a Internet.
Y hay que tener cuidado si estás en el probador de una tienda tratando de entrar por la fuerza en un jean. El de seguridad o una mirona envidiosa pueden filmarte con el celular desde arriba, como le paso a una modelo argentina que fue grabada haciendo pipí en un shopping. Idem le sucedió a mi amiga Marilú, soprendida por su hermana mientras forcejeaba con un talle 38, cuando el suyo es 44.
En fin que Brian de Palma se quedó corto con Doble de Cuerpo, peliculón que lleva al extremo el voyeurismo sexual (no lo encuentro en YouTube, sori,…*pero felizmente lo encontró el lector Tomás, genio Tomás!! y mil gracias x la ayudita, tengo media neurona en remojo y la otra quedó surfeando en la luna!!!).
Por las dudas no se muden a San Telmo, que estoy chocha espiando con unos anteojitos con aumento que me trajeron de Bilbao.