Sexo en la primera cita

 

Nunca tuve mucha vocación por la antropología sexual. Me refiero a que soy poco afecta a investigar la cama de un desconocido en la primera cita. Lo que no quiere decir que en ciertas circunstancias me haya negado de plano a una experiencia así de nutritiva, porque en la vida es natural que aparezcan seres magnéticos destinados a la fugacidad, como en Antes del amanecer (¡qué linda película!).

Igual, rara vez empatizo tan rápido.

via ponyxpress

Distinta es mi amiga Marilú, una experta en el trabajo de campo: se llevó al sobre cuanto hombre le vino fácil. Porque ella piensa que los “fáciles” son ellos. Y es verdad…..

Las consecuencias de tales arrebatos fueron variadas: a veces aclaró de entrada que no quería compromiso, y en otras ocasiones el sujeto rompió el hechizo y prefirió perderlo a volver a verlo. De otras sesiones de lujuria casual surgieron amigos muy queridos, y amantes para el invierno. Y en cuantiosas oportunidades a los señores se los tragó la tierra y Marilú terminó fosilizada al pie del teléfono, esperando ese mensajito que llene el vacío. ¡Cuánta maldá para con alguien tan generoso!.

En fin. Yo sostengo que si las condiciones atmosféricas están dadas, es decir, si el otro es irresistible, hay que dejar fluir. De no haber perseverado en ese principio hoy mi amiga estaría solísima: de tanto catar cuerpos, un día dio con el adecuado. Los conectó via mail un amigo en común. Quedaron en encontrarse en un bar. Se vieron, y no hubo flash. Pero la noche se les pasó volando entre bares, cine, caminatas por Plaza San Martín, helados, librerías de Corrientes…y cuando se dieron cuenta cayeron como brasas en el baqueteado sillón de Marilú.

De esto hace casi tres años. Están casados y son felices.