A todos nos pasa lo mismo… a los 20, a los 30, a los 40 y parece que después, también.

Disculpen la conclusión simplona pero, eso y el voluptuoso mar de la divina Grecia, fue todo lo que me dejó la tercera parte de la saga Antes de la Medianoche. Un poquito al principio me aburrió, confieso, pero cierto es que el guión logra retratar las cosas tal y como son en una relación de pareja, cómo superado el flechazo y la tensión sexual de los primeros tiempos, la vida cotidiana se encarga de romper el hechizo, pero romperlo en serio. Tal vez eso sea lo más interesante de los vínculos. Muy bien llevado el momento en el que las ironías suben de tono hasta convertirse en agravios, cuándo las bromas acaban siendo verdaderos trapos sucios y como, de repente, la persona que queríamos se vuelve… real.

Jesse y Celine..el sexo parece estar intacto entre ellos

Aunque el personaje de ella mutó en una esposa quejosa y medio insoportable, hizo gracia su honestidad brutal en la escena de sexo, lamentablemente interrumpida cuando le reprocha a él que en la cama… siempre hace “las mismas tres cosas”. Usa unas palabras tan claras para describirlo que la sala entera estalla en risas.

Sin dudas viven un romance, aunque en toda la película no haya un solo cliché. Y al final te convencen de que hay que pelear para conservar el amor, a veces, demasiado…