A estas alturas, ya no sé si “subir” es o no una provocación para “tener sexo“, pero fueron tantas las hipótesis que despegaron del post del viernes pasado que decidí levantar el teléfono y preguntarle a mi amiga cómo había terminado el episodio del candidato que aquella noche arrugó redepente, despúes de haberle aceptado seguir la velada en su casa.
Efectivamente, del sujeto, ni noticias. Pero como María A. quiso cerrar el capítulo y pasarlo a mejor vida, llamó al celestino que los había presentado. El desaire le estaba quitando el sueño. ¿Qué pudo salir tan mal, si ese día ella había barrido, cambiado las sábanas… y hasta el gato olía a Woolite de tan limpio?.
¡Y yo que había ordenado todo!. Satoshi Saikusa
-¿y tu amigo, que dijo?, pregunté con algo de morbo
– nada, que “quizá ese día el tipo no estaba preparado”
Ajá. Eso tampoco aclara las cosas, más bien las oscurece. Pero deshilvanando la respuesta de tono corporativo (porque el celestino seguramente sabía algo más) llegamos a la conclusión de que se refería a que esa noche él salió sin llevar el kit básico de preservativos y, en vez de preguntarle, dedujo que ella no tenía provisión en la cartera.
Cuesta creer que un hombre de este siglo piense que una mujer soltera no tiene profilácticos en la mesita de luz. Pero, sí. Los hay. Muchos adhieren al viejo mandato de que siempre ha sido asunto masculino proveer a la relación del “piloto” preventivo, por lo que algunas chicas consideran que serán tomadas por “perras” o “reventadas” si al momento de la urgencia salen con un “no te preocupes, yo tengo” (la mayoría de las veces, son las “sobras” de una relación anterior).
Si esta fue la razón de la gran borrada, la realidad es aún más grave: la falta de comunicación está dejándonos solteros…y lo peor ¡sin sexo!