A mis queridos lectores que via blog y Facebook se han preocupado cariñosamente por esta ausencia prolongada, sorpresiva e involuntaria a la que los he sometido en estos últimos días, quiero decirles que no me fuí a ninguna parte ni que me pisó un tren sino que estuve guardada, resolviendo un asunto imperiosísimo, y que ahora me encuentro juntando inspiración para volver enterita y sin remiendos a esta grata realidad bloguera, pues les aseguro que lo virtual no es la Web, sino el limbo en el que uno cae cuando anda flojito de salú. Pero para qué abundar en detalles, la cosa es que ya lo peor pasó y estoy volviendo a mis zapatos.
Igual, puedo decir que nunca, ni aun estando cascoteado y maltrecho, el ser humano deja de pensar en el sexo. Yo, al menos, no. Claro, nunca al extremo de la Pradón, quien hace unos días confesó que estando con la cadera partida y recién operada tuvo sexo con su novio y en… ¡la cama del hospital!
Bueno, cuestión es que me subo a los tacos y enseguidita vuelvo, no se me vayan eh…
en el limbo también hay hamacas. Espérenme, ya bajo…
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