Tuve que ir a un cumpleaños y pasar por un momento indeseable: un matrimonio mostró su crisis en público. Sin levantar la voz y educadamemte, se dijeron palabras fulminantes. Y de los dos, la viperina era ella. La conversación había empezado amena frente a la parrilla donde ardía una tapa de asado, hasta que el tema derivó en mi blog. Un nabo presente hizo el chiste de doble sentido, y el marido de la fulana lo remató. Pero ella le recogió el guante con una metáfora soez.
-¿y vos? ¿qué te hacés?…¡si apenas la usás para hablar!, dijo haciendo montoncito con los dedos.
Tragáme tierra, dije yo. Felizmente he cerrado en paz y sin rencores cada capítulo amoroso de mi vida, sabiendo que con esos seres fuera de serie (son pocos) contaré siempre en las buenas y en las malas. Pero la actitud de esa mujer que, en verdad, se lastimó a si misma, me dejó sorpendida.
Cuánta violencia embutida. Por eso insisto en que la “guerra de los sexos” no existe: lo que existe es la gente belicosa. Pero, hay congéneres que no quisiera de enemigo. A propósito del episodio busqué un artículo que leí en la revista Askmen, en la que el autor hace una lista con las crueldades de las que somos capaces las mujeres para con ellos. No comparto todo porque descreo de las generalidades…. pero brujas, que las hay, las hay:
Coquetear con otros hombres para dar celos. Un clásico: en la fiesta ella pela un escote abrupto, y más de un tipo queda bizco. Además de una falta de delicadeza hacia una misma, es un soberano signo de inmadurez, pienso yo. Señores, si eso les pasa…game over, o ¡que se vuelva sola en taxi!.
Ponerlos a prueba. El quiere salir a tomar cerveza con los amigos pero para evitarlo ella lo llama al celular moqueando “gordi, me siento mal, ¿podés venir?”. Tratar de medir la calidad de una relación con argumentos del tipo es signo de que esa mujer acabará asfixiándolos tarde o temprano.
Castigarlos con el sexo. El perjuicio es mutuo. Sin embargo esta arma es usada indirectamente también, según dice la revista, cuando las mujeres no toman la iniciativa. Eso puede golpearles la autoestima, o hacerles pensar que son cornudos…
Ocultar su estado civil. Un hombre deja notar que una mujer le gusta en serio, y cuando le pide el teléfono, la elegida sale con un “ay sori, tengo novio”. A eso le llaman histeria.
Criticarlos en público. Ridiculizar y humillar a una persona delante de terceros es deplorable en cualquier caso. Y es, sin dudas, indicio del principio del fin…
Sicopatearlos. Algunas la usan especulando con el que hombre que tienen al lado es incapaz de levantarles la mano. Además, el que padece abuso sicológico de su mujer rara vez lo contará a alguien.
Manipularlos emocionalmente. A muchos no les gusta ver a una mujer llorar, y hay quienes lo aprovechan a su favor para reclamar o evadir responsabilidades.
Tenerlos de “mientras tanto“. Puede ser….discrepo. Aunque hay quienes no largan una relación por no quedarse solas o simplemente esperan enganchar algo mejor. “Ella está pensando en dejarte pero no te lo dice” sostiene el artículo. “Tal vez termine la relación de tajo o si es cruel esperará a que llegue alguien más para irse, y seguro comenzará una nueva relación sin antes finalizar la que tiene contigo”.
Usan a los hombres para solventar sus gastos. Mangueras, hummm… “Algunas salen de copas sin planear gastar ni su propio dinero. Cuando están en grupo no tienen problema en, si un hombre se siente atraído, invitarlo a la mesa para que él después pague la cuenta. Muchas lo hacen por motivaciones reales, pero otras tomarán la bebida, coquetearán un poco y se irán”….
Ya lo dije en otro post: mujeres buenas sobran, solo hay que afinar la puntería.