Los abuelos miran porno y las solteras también

 

No creo que haya que darle demasiada trascendencia a los últimos dichos del presidente sobre el porno y los abuelos. En cambio sí podríamos objetarle al primer mandatario es eso de decirle “abuelos” a los adultos mayores, que no son sino adultos que no necesariamente tienen nietos. La categoría “abuelo” implica tener hijos que hayan tenido hijos, aunque yo conozco abuelas de 50 años que no son precisamente adultos mayores.

Así es como en esta sociedad rotulamos peyorativamente todo y a todos, y así es como se cuecen esos mitos que van sedimentando cual capas geológicas hasta aflorar en forma de prejuicios e ideas falsamente concebidas, que pesan lo que una piedra, imposible de mover. Así es como hace 50 años ser soltera era sinónimo de ser virgen, y ser virgen era sinónimo de ser neurótica. Ser neurótica era sinónimo de ser una “jodida”. Ahora en el siglo XXI ser sola ya no es una condena, al contrario: hoy en día lo que es motivo de vergüenza es no sentir deseo sexual.

 Hasta final, y con los tacos puestos Erwin Olaff

Cuestión que es una lástima que no haya trascendido, del mismo modo que el asunto del porno entre los adultos mayores (que se masturban y usan juguetes como cualquier ser vivo de este mundo), la visita que el presidente hizo días atrás a una joven de 27 años, camionera y madre soltera. Cielo Patat tiene un hijo de dos años, vive en una localidad de Entre Ríos, conduce un coche con acoplado y no adhirió a ninguno de los últimos paros de transporte, aunque seguro tendrá mucho de que quejarse, como cualquier argentino que se precie de normal, pues ya sabemos que nada nos viene bien, nunca. Siempre estamos viéndole el pelo al huevo, y somos tan burros que nos tomamos absolutamente todo en su sentido más literal, incluso los chistes idiotas que a veces no son otra cosa que comentarios sin ninguna intención. Pero felizmente ser soltera ya no es un tema, ni para discursos

Cielo tiene una huerta, un gallinero, un niño, amigos, una pasión natural por las rutas y los camiones, y una clara noción del servicio que presta a los demás, pues al momento de la visita presidencial se manifestó más preocupada por la situación del trasporte y las colegas que por estar sola al frente de un hogar monoparental. Esto me viene a reflexión a raíz de una nota publicada en la última edición dominical del diario El País donde recuerda el autor que en EEUU, según los censos, el número de mujeres solas superó por primera vez al de las casadas en 2009, y que hoy el 46% de las menores de 34 años de aquel país nunca contrajo matrimonio.

Lejos de cualquier lectura feminista, pensaba en el peso de los estigmas, en cuánto tiempo le toma a una sociedad desmontarlos, en cuánto sufrimiento al cuete para finalmente, en este caso, venir a entender que la única persona que va a hacernos feliz en esta vida es uno mismo.