Como les dije, el reposo forzado ha despertado vicios inesperados en mi persona, por ejemplo, me hice adicta a los programas de chismes de la tarde. Si antes me parecían repulsivos y patéticos ahora les pido perdón, pues compruebo que su vacuidad cumple una noble función terapéutica. En horas difíciles han sido mi chupete, mi morfina, mi Garombol, una anestesia infalible para exorcizar la depre y los pensamientos negativos, y estoy muy pero muy agradecida (y nada avergonzada por admitirlo, eh).
Cuestión es que se me borró la huella del dedo gordo de tanto hacer zaping, pero a instancias de vagar por el cosmos del cotilleo descubrí que la discreción ha muerto, que ya nadie se guarda nada, ni los políticos ni las “celebrities”, a quienes les ha dado por mandar al frente a sus amantes, con nombre y apellido. Ayer la bailarina Noelia Pompa dijo que tuvo sexo con el cantante Cristian Castro porque el azteca tenía la fantasía de acostarse con una enana. “Fue algo pasajero, no es que estuvimos de novios”, aclaró por las dudas, y agregó que a Cristian le encantó su “cola”….
disculpame, pero no me acuerdo tu nombre… super-genesis via lavitaebella
También deschavaron los amores del chocolatero y el conductor del bailando, de quien ahora sabemos que “es un dulce y da muy lindos besos” (sic). A lo que voy con esta apreciación es a que aquello de que “los caballeros no tienen memoria” debería correr también para las mujeres, por la misma razón que a la inversa: ¿con qué derecho alguien puede poner en evidencia los gustos y elecciones sexuales de una persona?…
…que por algo lo mantuvo en secreto. Con esto no quiero cuestionar el “paladar” de los famosos a la hora del placer, sino inferir que los deslices son eso, tropezones, movimientos erráticos sin importancia, pero sin dudas algunas mujeres los usan para jactarse de sus destrezas sexuales, al revés de muchas otras, las que tienen un largo prontuario y siempre lo achican para parecer carmelitas. Las famosas “mosquita muerta”, como dicen las abuelas. Tuve varias amigas que tenían la dudosa costumbre de exagerar las virtudes de sus amantes o parejas, o contar que se habían acostado con personajes conocidos o codiciados solo para alimentar su ego, que seguramente estaba en picada. No quiero imaginar si día de éstos alguno de los “damnificados” sale a desmentirlas…
a veces es mejor ni recordar...via caselle
Como en el caso de los hombres que alardean del número de levantes, dime de lo que hablas y te diré de lo que careces. En fin, agradezco haber hecho elecciones criteriosas en esta materia. Y hablando de elecciones, como en las próximas horas comienza la veda y La Nación ha decidido cerrar los comentarios de todas las notas del sitio, les deseo un buen finde y la seguimos el lunes…