Esos sonidos indiscretos…

 

Los años me han vuelto más deshinibida, y también una maniática de libro…. Y sí, la felicidad no es un Mc Combo. Por eso, lo mejor es asumirse. De lo contrario uno pasa la vida hundido en contradicciones paralizantes.

Días atrás la profesora de tango quedó espantada cuando me saqué las botas y vio mis medias. Le expliqué que como no soporto los elásticos, tengo todos mis soquetes con los puños tijereteados.¿Otra ñaña?: no permito que nadie pise mi casa con los zapatos puestos (lo siento, las veredas están inmundas y no quiero bacterias. Descalzos, o nada).

will davison

ay, que no me escuche Will Davidson via bigfun

El alivio llega cuando veo que no estoy sola en el mundo, que la jungla está llena de fenómenos semejantes. Casualmente la otra noche, en un cumpleaños, di con un auténtico bicho de diván: una mujer que en casa de un hombre jamás usa el baño…

No solo eso. Para disimular los “sonidos inoportunos” la chica puso en el suyo un extractor de aire de origen chino que cuando se enciende suena como una licuadora, mezclando cualquier “resonancia”. Lo que ella no sabe es que, de lejos, todo se escucha por separado.

Cuánto la comprendo. Sé de muchas mujeres pudorosas que en las primeras citas sienten vergüenza y prefieren que les explote la vejiga antes que pasar al baño y dejar que un ruidito fuera de lugar deserotice al candidato. Y ojo que esos tiquismiquis no son exclusivos del género. Los hombres también tienen sus timideces, no lo nieguen.

Años atrás partí un fin de semana en plan romántico a un coqueto hotel de Mar del Plata con un partennaire muy pulcro que, mientras duró el viaje, jamás usó el sanitario de la habitación. Oh misterio. Notando que las paredes eran de ladrillo hueco, y supongo que para preservar el hechizo, el tipo evitó exponer su costado más “humano”. Lo descubrí una madrugada, cuando desperté y no estaba en la cama. Al rato apareció, sigiloso… pero luego volvió a fugarse en la oscuridad.Yo me dije o es sonámbulo o está de fiesta en otro cuarto. Tardó más de un año en admitir que le habían caído pésimo las rabas a la provenzal que esa noche cenó en el puerto.

luluby

ya  salgo, estaba leyendo nada más…via luluby

“No me gusta que se naturalicen situaciones que son muy íntimas. Tengo una idea romántica de la relación” explicó la loca del motor. Y si la cita es en casa de él, dice que evitar tomar líquidos para no usarle el toilette, al menos no hasta que haya confianza. “No quiero ver la escobita al lado del inodoro, ni la cortina de la ducha manchada de hongos. Prefiero no decepcionarme, conservar la imagen del seductor.”

Cada quien sabe qué le corta la inspiración. Algunos pensarán que exagero, pero estoy convencida que el exceso de confianza es letal. Una relación puede agotarse si al cabo de un tiempo uno de los dos pierde el “decoro”, o la sagrada costumbre de cerrar la puerta cada vez que va al baño. Bien dice la sexóloga Isabel Boschi, “la intimidad es un jardín secreto, y el pudor es un espacio de libertad, una especie de reserva ecológica donde nos deleitamos en fantasías y universos vírgenes”.

Por eso, en estas cuestiones, no está de más mantener el misterio. Yo, por lo pronto, agradecí el gesto de aquel candidato que estando flojo y con chuchos tuvo la delicadeza de bajar nueve pisos hasta el baño público del hotel….(lo recuerdo y todavía me da risa).