Hay parejas que terminan muy pero muy mal. Otras lo hacen civilizadamente. Unas, al contrario, no pueden despegarse del todo y transforman la relación: los ex ahora se vuelven hermanos, confidentes, socios, van al cine… son amantes potenciales. Mantienen algo que la psicología define como una “amistad amorosa.”
Salvo que uno sea un molusco sin sentimientos ni memoria, a cierta altura de la soireé todos hemos pasamos por alguna experiencia intensa que (sea solo sexo, o sexo y amor, da lo mismo pues lo que cuenta es su peso en el recuerdo) calificamos como la más importante en nuestro haber. Pero, bien, ¿porqué a veces no dejamos que ese ex parta definitivamente de nuestra vida?, ¿hasta qué punto las relaciones que establecemos después no son un simple “mientras tanto”?
oh ¡ella sigue aquí! …via bigfun
Mi amigo Luis sale con una chica hace casi 2 años. Arrancaron mal pero con el tiempo se acomodaron los temperamentos. Pero a mitad de ese camino entre feliz y sinuoso, un buen día, él le confesó que antes de ella tuvo una gran pasión, la más gravitante de su existencia.
¡Ay! no quisiera yo estar en esos zapatos. Imagino que la noticia no la tomó por sorpresa. Aunque, no sé cómo le habrá caído el segundo gesto de honestidad brutal de mi amigo: le dijo que intuye que en algún momento la hoja de ruta volverá a cruzarlo con aquel amor.
Haciendo un ejercicio de abstracción, pienso ¿quién no arrastra un convencimiento semejante? ¿cuántas veces tenemos una relación real y otra paralela en la cabeza? ¿alguien puede acusarnos de infidelidad por eso?… En el caso de los ex, los psicólogos dicen que cuando no se van del todo es que no queremos sufrir la pérdida de aquella persona que un día quisimos, o que nos enloqueció en la cama. Por eso tapamos el dolor con mensajitos, llamados, mails, que a veces indican que la puerta quedó abierta.
De hecho, Luis con esa mujer se escribe y habla todavía. Y hace pocas semanas, mucho después de contarme todo esto, en una cena de amigos le pregunté cómo sigue con su chica.
Dice que muy bien. Eso confirma mi impresión inicial: quizá ella tampoco está para grandes planes.