Ahora “corro”. Siempre detesté el deporte y la vida aire al libre sin embargo me sumé a esa legión de raros vestido con ropas dry fi que pasan como ráfagas por veredas, parques y calles vestidos entrenando para alguna maratón o media maratón…(je je, ya domino el lenguaje runer!) o simplemente por que sí. Aunque… nada es por que sí. Hace unos días me tocó compartir la ruta con una divina compañera al que, como a todo el grupo, le pregunté por qué le gusta correr. “Para olvidarme, despejar. Me separé hace poco y correr me cambió la cabeza”…fue la respuesta.
Tenía varias etapas de 13 años de matrimonio que borrar, así que la imaginé cual Forrest Gump, ¿se acuerdan? ese personaje de Tom Hanks que trotó sin parar durante tres años, de costa a costa, todo el territorio de los Estados Unidos para superar el hecho de que la chica de sus sueños no quiso casarse con él. Y bueno, ahí estábamos nosotras. Yo corriendo para bajar los cauchos de la cintura y ella para olvidar de un amor (claro, no luce como Gump, que no se baña ni se peina en tres años). Parece que funciona, quizá baste una maratón para olvidar experiencias dolorosas, como una ruptura, jura un artículo publicado ayer en la revista “Science”.
corrí, y no solo te olvidé ¡también se me fueron los rollos! via Marvelous
El trabajo explica (tomo textuales traducidos) que “las nuevas neuronas que nacen en el hipocampo, donde se consolida la memoria, están implicadas no sólo en la formación de recuerdos, sino también en el olvido”, y sabemos que el ejercicio estimula el nacimiento de nuevas neuronas justo en esa zona del cerebro. “Científicos de la Universidad de Toronto (Canadá) y Toyoake (Japón) demuestran en el estudio que las neuronas nuevas que nacen en el hipocampo a lo largo de toda la vida, al remodelar continuamente las redes neuronales que hacen posible el recuerdo, destruyen conexiones antiguas y por eso algunos recuerdos previamente adquiridos se pierden” agrega.
Será cuestión de hacer backup para conservar lo bueno, aunque según los estudiosos la velocidad con que se producen nuevas neuronas decae con la edad, a más viejos, entonces, se fortalecen ciertos recuerdos. “Las neurogénesis adulta es un tipo de plasticidad necesaria para el aprendizaje asociado al hipocampo y también para el recuerdo”, explican los argentinos Lucas A Mongiar y Alejandro Schinder, del Laboratorio de Plasticidad Neuronal del Instiuto Leloir de Buenos Aires en un comentario que acompaña a la investigación también publicada en el diario ABC de España. “Pero el trabajo que firman Akers y sus colegas en Science demuestra que la neurogénesis adulta también puede promover el olvido”, resaltan los argetinos.
“Este especie de cinta sin fin de producción de recuerdos explicaría por qué no alcanzamos a recordar cosas ocurridas en la primera infancia, una etapa de la vida en la que la tasa de formación de nuevas neuronas es muy elevada. Las nuevas neuronas compiten entre sí para formar redes de memoria y estas tendrían un equilibrio muy precario, lo que favorecería esa `amnesia que acompaña a los primeros años de vida, que es común a muchas especies, incluyendo la nuestra” concluye el trabajo.
En síntesis, correr te lleva tan lejos como lo necesites. Y ahí vamos, entonces, con las pilchas de running y toda la fe en que nada puede ser peor…