Tecnología para tener buen sexo a distancia

 

Julita se nos ha puesto de novia, con la única desgracia que él vive en Salta y ella en Caballito. Pero su entusiasmo es tal que ya está pensando en cómo zanjar los más de 1000 km que carnalmente los separan, que en tiempo serán unas tres horas de avión y 20 en colectivo. Ay el amor… y pensar que en las redes de citas yo no me movilizaba por nadie que viviera a más de 1 km de casa!  El asunto es que Julita tiene 81 y su candidato 75, y por medio de su hija me ha mandado a preguntar cómo es “eso del Skype”, quizá pensado que tengo experiencia en el terreno del sexo virtual.  Mágica es la vida, eh. Cuando pensabas que ya no te ibas a enamorar y habías jubilado tus ganas de desnudarte frente a desconocidos, aparece alguien que te sacude el polvo, literalmente, como aquella vez en el reservado de alguna discoteca oscura de tu adolescencia.

No he sido fan de las relaciones a distancia pues soy de las que creen que “el roce hace el cariño”, ya lo dice el refrán. Sin embargo admito que es una gran opción para lograr que los vínculos duren y no los marchite el aburrimiento o los trapitos sucios de la convivencia (como le escuché decir días atrás al cajero de un supermercado del barrio, “no tengo novia porque todas te vienen con planteos”…

 yendo a buscarte  foexia via sunshine

Según un estudio realizado en los Estados Unidos hace dos años, y publicado en la revista científica Journal of Communication, solo en aquel país hay 3 millones de parejas casadas que viven separados; entre el 25 y el 50% de los estudiantes universitarios se encuentran (en aquel momento) en relaciones a distancia y hasta el 75% de ellos tuvo en algún momento de su vida un vínculo en esas condiciones. Pregunto qué sería de sus encuentros eróticos sin la tecnología, pues con todos sus defectos, en este siglo XXI parece la única manera de aventar el fuego de una relación partida por océanos, asfaltos y montañas, tal como lo habían adelantado en 2005 Louis Roche y Yannic Chatelain en su libro In Bed With The Web, que como contrapartida también planteaba el crecimiento de adulterio a causa de Internet.

Me aplico entonces a la búsqueda de soluciones hot para Julita y le mando a decir que lo primero será comprarse una Tablet, segundo borrarse los tatuajes del cuerpo (si es que los tiene), tercero cambiar el celular y cuarto…. empezar a acumular millas. Luego reviso mis post anteriores y recuerdo que anticipamos acá la existencia de ropa interior para parejas con vibradores incorporados que se activan mediante una aplicación de teléfono. El invento de Fundawear puede ser efectivo, siempre y cuando una tormenta eléctrica no deje a alguno de los dos sin conexión justo en el momento epifánico. Es una instancia potable y preferible a la cámara web, porque aunque te quieran locamente mejor será prestarse al juego sexual sin asomar la cara en la pantalla y habiéndote borrado antes los tatuajes, por si un día acaba el hechizo y alguno de los dos decide subir el videito porno a las redes. Para el caso quizá sirva el Real Touch, un aparato con formas especiales para hombres y mujeres. Se conecta a una computadora y sintoniza el movimiento, el calor y la humedad de los cuerpos para que coincidan con los eventos que aparecen en la pantalla en tiempo real, explica en la página web (va el video).

Algo parecido ofrece otro chiche inalámbrico fabricado por LovePalz, en Taiwán y que funciona como el anterior pero provoca sensaciones mucho más reales, dicen, porque copia instantáneamente las respuestas sensoriales de los genitales con materiales parecidos a la piel humana. Y el aspecto del artefacto parece más amigable, cuestión básica, creo, ya que vas a darle el estatus de tu “querido”.

No le he comentado esto último a Julita sino que lo hago a través de este post, por si algún día se compra una Tablet y lo lee. Aunque rápida de reflejos, ya empezó por el último de mis consejos: contó sus millas y sacó un pasaje a Salta. Sabe mejor que nadie, que nada como el roce!