No abandones a un amante en invierno

 

Ni el bombardeo en Libia ni el divorcio del Hugo y la Cris (el paro hubiera sido un desastre) habrán de estropearme este día maravilloso: hoy lunes empieza el otoño, preludio del invierno y quién sabe de cuántas otras cosas bellas. ¡Al fin se terminó la estación de las ojotas!

Por lo pronto le prendí velas a San Expedito, entre otras favores, para que me ayude a soportar la alergia que me provoca la pelusa de los plátanos, y para que bendiga las sábanas de mis queridos lectores, trayéndoles unos pies calentitos con los que compartir la lluvia y el frío venideros. Pues sí, en estas épocas mejor andar acompañados que en incómoda soledad. Como dijo cierta vez una famosa modelo argentina, “hay que ser muy estúpida para abandonar a un amante en invierno”. Desde entonces admiro a esa chica, que ha demostrado tener más neuronas de lo el mito le permitía.

factorgirl-photography

y se vino el otoño…¿compartimos el paraguas? via  factorygirl-photography via big fun

PD: (gracias por el alfajor)

Desde mi altar doméstico ruego también por la pena de una amiga. Días atrás, camino del restaurante árabe del barrio, la fatalidad quiso que nos cruzáramos de frente con un ex al que ella abandonó hace más de un año, tras un mal entendido nunca debidamente aclarado. Cuando intentamos cruzar de vereda, ya era tarde. Hubo que saludar y decir las pavadas de rigor: “¿cómo estás?”, “me alegra verte” “tanto tiempo”. Lo único que se me ocurrió viéndola consternada fue un jodéte, ¿porqué no pensaste bien antes de dejarlo ir?.

Nadie sale entero de un reencuentro casual con alguien que fue gravitante en la vida de uno. La estantería siempre tiembla…

sobre todo si el fuego quedó mal apagado, si el otro luce mucho mejor plantado en la tierra que vos, que a los 40 andás con “braquets” y jeans rotos. Ni hablar si el ex en cuestión emerge del baúl de los recuerdos ahora abrazado a una mujer simpática y de aspecto agradable, tal es el caso. “Y agradecé que no andaba empujando un cochecito”, le escribo por el chat, palpitando su arrepentimiento.

Se acabó, en la voz de La Lupe

Ay, que bien lo canta La Lupe. La única vez que me pasó algo semejante fue a la salida de un cine. Tardamos varios segundos en reconocernos pues él andaba con anteojos y yo bastante más gordita, pero verlo no me causó ni el más mínimo temblor. Por algo es un ex. De lo contrario, dos personas que se quieren no se dejan por cuestiones intrascendentes. Mi amiga, en cambio, ya lo buscó en Facebook…sin buenos resultados, lo que es peor. Se ha dejado llevar por la nostalgia de las sábanas, ese sentimiento confuso que sobreviene a veces, cuando uno se reencuentra sin querer con el pasado inmediato y lo idealiza simplemente porque está solo (o mal acompañado), y con el frío en ciernes. Pero el pasado no siempre fue mejor, y perseguirlo es un error.

En fin, no quisiera estar en tus zapatos.