Los swingers salen del placard

 

A Martita le vino una curiosidad repentina por la cultura swinger. Mejor dicho, anda con la imaginación a 220 desde que hace unos domingos haciendo zaping pescó en National Geographic un especial sobre la práctica contemporánea del sexo grupal. La prima de mi amiga Marilú buscaba el canal de venta directa para comprar un extractor de jugos, y dice que terminó cachonda de solo ver las escenas y escuchar la descripción de los beneficios de pertenecer a este club que, desde tiempos remotos, no deja de crecer en número de socios.

Me refiero a que el sexo de a muchos no es cosa nueva, aunque ahora se hable del tema.

Anton Solomoukha via www.artmajeur.com, y via ponyexpress

En todo caso, la noticia es que el movimiento de intercambio de parejas se ha organizado en los últimos años. En sus orígenes (griegos, romanos- hay que ver los frescos de Pompeya- y más atrás todavía) no había códigos ni orden ni etiquetas para participar en un evento del tipo. A una orgía podía caer cualquiera, como cuando yo aterricé por “default” en casa de Merchu.

No me van a creer, pero desde esa vez recibo por Facebook noticias e invitaciones muy sugestivas para unirme a la “ONG”, que en algunos países tiene fines de lucro. Así supe, por ejemplo, que la cumbre en Chile resultó un éxito, y que en julio pasado hubo una megafiesta en un castillo de la campiña inglesa rentado por la empresa Little Sins, que organiza encuentros de intercambio y que entonces juntó a 350 millonarios de Europa. También me enteré que en Buenos Aires funciona el único complejo swinger de Sudamérica, y que cada sábado hay en promedio 15 reuniones privadas donde se socializa con fines horizontales.

Pero creo que a Martita me la van rebotar. Al círculo más serio no entra cualquiera. Exigen perfil bajo, cumplir pactos de discreción y confidencialidad, y entre otras restricciones no se admiten solteros ni parejas casuales, sino establecidas. Ella no tiene partennaire, y encima la tonta se ríe de cualquier cosa.

No quiero imaginar lo que puede pasar si en la excitación colectiva se le sueltan las extensiones capilares o se le pierde una lente de contacto.