Muy acertado el comentario de simpatico y no tanto, eso de salir a “cazar” en vez de esperar que te lo traigan en bandeja.
Hablando un poco de eso, de lo que se dá fácil, les cuento que a mi amiga no la ha vuelto a llamar el supuesto “asexual”, pero un conocido mío que es un muy agudo lector de este blog, planteó una hipotésis que no habíamos barajado: quizá el tipo nunca arrimó el bochín impresionado por la personalidad y la apariencia “voluptuosa” de la petisa.
soy más tímida de lo que parezco ¡en serio! via codice binario.
Si él tenía una falsa impresión de ella, no pudo sacársela en todo el tiempo que la tuvo deshojando la margarita. Al menos lo intentó, y eso tiene mérito, explica el conocido. Viéndola tan decidida y desenvuelta, con la delantera “tuneada” y floreciendo por el balcón del escote, el look muy trabajado, quizá el pobre imaginó que estaba frente a una mujer con muchos kilómetros de cama encima….
y eso lo apabulló, lo que no suena disparatado. En la milonga muchos hombres evitan bailar con la mujer más escotada y exhuberante de la noche, cayendo en el error de vampirizarlas o mejor dicho, sobresexualizarlas, simplemente por el tamaño de los neumáticos.
No Lo Comentes …(el off-the-record de la milonga)…
Señor uno: -¿Sabés a qué se dedica esa mina?
Señor dos: –Creo que es profesora de literatura.
Señor uno: -¿en serio? ¿con esas tetas?
(diálogo textual recopilado en una milonga)
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Durante siglos la dimensión de las lolas ha sido tema de debate en la ronda de amigos trasnochados. La veneración por algo que ancestralmente representa la femeneidad tiene hoy un fuerte componente cultural. La medida del corpiño se volvió casi objeto de prejuicio desde que muchas mujeres corrieron al quirófano para aumentarse el volúmen y así estar en igualdad de condiciones con las que suponían más deseadas, las pechugonas. Mi amiga se las compró y después se arrepintió, pero como es una persona de carácter se las dejó. Ya había pagado, y a lo hecho, pecho, dijo.Y yo la apoyé. Además le quedan lindas y son parte de su ser, porque las deseaba así, como pomelos turgentes.
estamos un poco eufóricas via wonderlandcode via big fun
Volviento al tema, prefiero pensar que el chico no es que tenía un cerebro de maní, sino que huyó sin tocarle un solo pelo porque era muy tímido, o bien mi amiga no le gustaba lo suficiente y lo intentó de todos modos. O bien que era un inexperto y no quiso quedar en evidencia…
En cualquier caso es una lástima. Se perdió la oportunidad de intentar una relación, algo que cuesta mucho conseguir en esta época.