Hay que tener cuidado cuando se es infiel: uno nunca sabe si esa canita al aire no terminará siendo un tiro por la culata.
Lo pienso y recuerdo a Lila, una amiga de mi madre que andaba muerta de amor por un cretino que, dándoselas de amante latino, vivía de hacerle el cuento a mujeres casadas con las que se filmaba teniendo sexo para luego pedirles dinero a cambio de silencio. Ellas tampoco eran unas monjitas, aclaremos. Pero la extorsión es un delito, la tentación no.
no lo niegues, éste sos vos haciendo streptease, querido
Fred Meylan via supersaturated
La cuestión es que al tipo se le acabó el bisnes de un día para el otro. Una de las víctimas, aterrada ante la idea de perder al marido culpa del “desliz”, decidió liquidar el asunto con sus propias manos: una madrugada fue hasta la casa del sujeto y lo molió palos, literalmente. El terminó con el cráneo roto. Y la sacó barata, porque la buena de Lila lo perdonó. Hasta le llevó canelones de ricota a la clínica a donde se internó para que le emparcharan la cabeza.
Hoy trascendió que a un conocido empresario inmobiliario de la ciudad le pasó algo semejante. Lo filmaron y le pidieron 10 millones de pesos…un despropósito (la cifra) por tan poco.
El hombre frecuentaba una mujer que, a cambio de no subir a la Web el video “porno”, le exigió una cifra millonaria, y le daba lo mismo si era en pesos o dólares. Todo hubiera terminado mal si no fuera que en ese interín, mientras negociaban, a la víctima le entraron a robar a la casa. Los chorros dejaron huellas y la justicia, que siguió las pistas, dió con ella.
Ahora quedó imputada por “extorsión en grado de tentativa, en concurso real con el de robo en poblado y en banda”, (lo de “poblado y banda” no lo entiendo muy bien, pero ha de ser también por el robo en el domicilio, digo). Según publica el sitio Terra, la Sala IV de la Cámara del Crimen confirmó la sentencia en primera instancia del juez de Instrucción Osvaldo Rappa, quien dispuso el procesamiento de la extorsionadora.
Conclusión, hay que elegir muy bien con quién tirarse la canita al aire. No es cuestión de ser flojos y dejarse encandilar por papelitos de colores. El costo puede ser muy alto. Miren sino al novio de Lila, que ahora tiene media cabeza de lata y ni un centavo en el bolsillo.