No cabe duda de que los fabricantes de automóviles piensan en el futuro. Saben que los usuarios demandarán modelos más amigables con el medio ambiente (y con el bolsillo) y no quieren perder esa carrera.

Desde la década del 90, fueron varios los pasos que se dieron en ese sentido. Algunos con más de marketing que de realidad.

Todavía se recuerdan los EV1 que con tanto entusiasmo lanzó GM en 1996. Fue el primer modelo eléctrico producido en serie, se hicieron algo más de 2000 unidades hasta que a partir de 2003 GM decidió retirarlos del mercado y no renovar el leasing a sus dueños. Esa medida generó muchas controversias, ya que mientras que en la empresa adujeron que el modelo no era rentable, hubo quienes vieron en esa determinación una conspiración impulsada por los intereses petroleros, lo que dio origen al film “Quién mató al vehículo eléctrico”.

Ev1

Mito o realidad, lo cierto es que General Motors perdió la delantera  a manos de otros fabricantes y tardó varios años en reaccionar con la presentación del Volt.

Empujado básicamente por motores eléctricos, tiene la misma perfomance que una berlina convencional, pero en el modo de conducción más económico es capaz de recorrer 90 kilómetros con un litro de combustible.

El Chevrolet Volt

Y para variar, son los japoneses los que pusieron primera. Con su modelo Leaf, Nissan toma la delantera. El auto, totalmente eléctrico, comenzará a ser comercializado a fines de este año en Japón, Europa y los Estados Unidos.

Nissan Leaf

El Leaf es el primero de una serie de modelos totalmente eléctricos que llegarán al mercado en los próximos años. Aunque aún no se conoce el precio, aseguran que no costará más que un sedán mediano.

Concebido como auto ciudadano, tiene una autonomia de más de 150 kilíometros: para recargar las baterías en una estación de carga hogareña de 220V se tarda entre 4 y 8 horas; pero en una estación de carga rápida, como las que habrá en los estacionamientos, se puede recargar el 80 por ciento de la batería en 26 minutos.

¿Llegarán estos modelos a nuestro país? Sin dudas que sí.

Toyota abrió el fuego de los nuevos modelos con el Prius, cuyo principal problema es el precio. Con un costo que estaba en los 50.000 dólares, bajó a unos 40.000 de esa moneda por la disminución impositiva del 35% al 2%  dispuesta por el Gobierno para los modelos con teconologías ecológicas producidos fuera del Mercosur. Así, con el Prius que combina dos motores eléctricos con uno naftero y tiene un consumo de combustible sensiblemente menor al de un modelo convencional, la marca japonesa demostró que es posible incoporar rápidamente estos vehículos a nuestro mercado.

No hay problemas de infraestrutura para que estos nuevos autos se comercialicen en la Argentina. A diferencia de los desarrollos que utilizaban hidrógeno como combustible (BMW fue pionera en ese desarrollo), que requieren de multimillonarias inversiones en redes de producción, almacenamiento y distribución, la energía eléctrica está disponible en todo el país. Desde los adaptadores hogareños, hasta las estaciones de carga rápida que se instalarán en estacionamientos públicos y privados, los puestos de recarga de autos eléctricos son económica y técnicamente viables.

Y a medida que la producción aumente, los precios de los modelos, costosos al principio, disminuirán.

Esto no quiere decir que los modelos convencionales vayan a desaparecer.

Los autos eléctricos son una propuesta fantástica para el uso en ciudades. De acuerdo con estudios internacionales, el 70 por ciento de los conductores no recorren más de 100 kilómetros diari0s. La autonomía de estos modelos, alcanza para que alguien que por ejemplo vive en Pilar viaje a Capital y regrese sin problemas.

Seguramente, a fines de esta década estaremos hablando de un mercado totalmente distinto, con una gran presencia de modelos híbridos, que gracias a la combinación de un motor eléctrico y otro de combustión interna permitirán realizar viajes de grandes distancias, y puramente eléctricos para la ciudad.

Energías más limpias, recursos renovables y un mundo más sano. ¿Quién dice que todo tiempo pasado fue mejor?