Fuente de la imagen
Cada historia va cambiando. Cada crónica va apareciendo. Cada Milagro Personal sigue pasando. Y Parroqui@ Online está ahí para contártelo. Hoy me toca ser un padre de 45 años …
Hubo muchos años en los que tuve muchísima exposición; y eso me golpeó fuerte.
Lo que todo el mundo conoce como la crisis de los 40, a mí me agarró a los 30. Y eso produjo un punto de inflexión hacia otras cosas.
Me acuerdo que yo estaba trabajando muy bien en la empresa que estaba. Las cosas iban mejorando, y con eso logro cambiarme de empresa en el mismo rubro. Pero después vi que los de al lado mío iban progresando y yo me quedaba estancado siempre en el mismo lugar. Entonces empecé a sentirme víctima de esa realidad. Puteando contra todos. En ese momento me cansé de lo que estaba pasando acá y decidí que la mejor oportunidad para mí era irme afuera a perfeccionarme. Empiezo a averiguar, me pongo en campaña, doy los exámenes y cuando ya estaba con un pie adentro del avión me sale la posibilidad de abrir mi propia empresa acá con unos amigos en un rubro que era el auge en ese momento. Largué todo lo que estaba proyectando y nos metimos de cabeza. Sentía que estaba alineando pasión con laburo. Era algo eufórico. Estábamos de lunes a domingo a pleno con esto y tratando de levantar la empresa que teníamos en nuestras mentes. El problema es que no parábamos un minuto y sentía que las cosas se iban de control. Las horas se transformaban en días. Los días en semanas. Las semanas en meses. Y no había un solo descanso. El cuerpo se estaba preparando para pasarme factura. En ese interín terminamos lanzando el proyecto a medias y nos va mal. Fue un lindo fracaso pero fracaso al fin. En una noche se me dio vuelta todo y había muchísimas advertencias que no había visto. No podía pedir ayuda a nadie. No sabía qué hacer ni a dónde ir. Mis padres estaban separados y recuerdo que en ese momento logré juntarlos para mostrarles cuál era mi realidad. Tengo un vago recuerdo de lo que pasó después. Pero de lo que sí estoy seguro es que me internaron. Estuve entre 7 y 10 días sin saber lo que pasaba. Y es como que con la cantidad de medicación que le metían a mi cuerpo yo no recuerdo nada. Sí sé que estuve 6 meses así y tuve que volver a vivir a la casa de mi vieja.
No recuerdo ni amigos, ni familia, ni nada. Absolutamente nada. Es como si hubiera estado dormido durante esos 6 meses. Todos los días eran iguales y el tiempo no pasaba. Y ahí un poco empezó todo la búsqueda de algo distinto. Empecé con psicólogo y psiquiatra a diario. En ese entonces mi viejo me ofreció laburar con él condicionándome a que iba a vender la empresa ya que pensaba retirarse. Y fue así como me metí y me terminé quedando.
Empecé a buscar paliativos para poder seguir adelante. Yoga. Reiki. Todo lo oriental que se te ocurra. Necesitaba sacar toda esa energía que tenía adentro. Era una persona que podía estar 2 o 3 días sin siquiera dormir. Ver los límites y jugar con ellos. Tenía tanto adentro que necesitaba sacarlo y para eso forzaba esos límites. Sin embargo pasaba por delante de una Iglesia y ni pelota. Ni cerca estaba de interesarme. Pero buscaba algo que me bajara la adrenalina. Tengo un problema de ansiedad por el cual estoy medicado incluso hoy, y probablemente para siempre. Pero el tiempo seguía pasando y en aquella época no encontraba una salida.
Conocí a quien hoy es mi ex mujer. Ella, como muchísimos otros, no podía creer que una persona de 30 años tuviera que andar con un pastillero de acá para allá todo el día. Pero esa era mi realidad. Y este problema llevaba a otro. Y las piedras en el camino eran cada vez más. Y me iba hundiendo con el correr del tiempo. Intentamos hacer terapia de pareja y todo. Sin embargo, con una hija de por medio, decido irme y nos separamos. Y con esto retrocedí un montón de casilleros.
Con esto caigo en una depresión enorme. Mi hija era muy chiquita y la veía poco y nada. Y eso me entristecía aún más. Trataba de ponerme más y más cosas para poder tapar los problemas.
Un amigo me invita a vivir algo que supuestamente me iba a hacer bien. Mucho no me lo describió pero básicamente me hizo llenar un papel y me citó en un lugar. El problema estuvo que yo estaba tan a mil que fui y una vez ahí, me di cuenta que me había metido en un Retiro. A los 5 minutos de escuchar hablar a la gente agarré mis cosas y me quise ir. Con la casualidad que camino a la puerta me encuentro con otro amigo que no podía creer que yo estuviera ahí. Nos pusimos a charlar, se hizo ameno y me quedé. Y a partir de ese momento entré en una especie de tobogán emocional en el cual logré sacar todo aquello que tenía adentro. La última vez que había llorado había sido hacía más de 15 años. Nunca más había llorado para nada. Y acá salía todo. Esto me desarmó por completo. Yo no sabía lo que era rezar. Y ahí ves gente rezar. Gente que reza por vos. Golpe tras golpe. Sorpresa tras sorpresa. Venía, en ese momento, de una pésima relación con mi ex y de más está decir que a partir de ahí empezaron a cambiar las cosas.
Mi vida espiritual había estado siempre vacía. Y a partir de ese momento todo empezaba a darse vuelta. Empezaba a llenarse. Empezaba a llenarme. Empezaba a entender que yo estaba en una crisis. Y al saberse uno en crisis es que puede salir. Porque uno no puede salir de donde no cree que está.
Empecé a ponerme objetivos chicos y tratar de cumplirlos y a medida que iba cumpliendo esos objetivos, iban quedando y después venia el otro. Y así llega un momento en el que estoy ahora, en un gran agradecimiento. Siento que me están regalando cosas todo el tiempo.
Después de tanto tiempo perdido. Me di cuenta que estaba en crisis y alguien me dio una mano. Dios me dio una mano. Hubo varios amigos que fueron instrumentos para que yo lo lograra.
Hoy me siento renovado. El foco ya es otro.
Gracias a Dios, con el correr de los años, con mi ex mujer tenemos una excelente relación y eso nos ayuda muchísimo en la crianza de la enana. Compartimos muchísimas actividades del colegio. Y todo es mucho más fácil.
Después de haber estado mucho tiempo con la cabeza bajo tierra y remándola, poder estar así es algo muy lindo.
A mi yo de hace unos años atrás le diría que abra un poco los ojos. Pero no por las cagadas, sino para darse cuenta cuál era el error que no lo veía. Mi yo de ese entonces no tenía fondo. No veía dónde estaba el error. Era todo resignación y resentimiento. Todo víctima. Todo diversión. Pura banquina. Me hubiese encantado darme cuenta en ese momento. Pero Dios tiene sus tiempos y estoy segurísimo que por algo fue que yo me di cuenta de lo que me estaba pasando en el momento que lo hice.