Los argentinos me han devuelto mi FE

Cada historia va cambiando. Cada crónica va apareciendo. Cada Milagro Personal sigue pasando. Y Parroqui@ Online está ahí para contártelo. Hoy me toca ser un padre de 51 años …

Soy español, y vivo en argentina desde 1993. El mayor de 3 hermanos. Mi padre viene de una familia humilde. A los 10 años, cuando nació su hermano y sus padres no pudieron mantenerlo más se lo confiaron a un tío que era cura militar. Ahí fue donde aprendió todas las cosas que después supo transmitirme. Él es ateo. Mi madre es creyente pero no practicante. Les tocó vivir la guerra civil y eso les marcó su historia, y la mía. Me bautizaron y tomé la Primera Comunión como todos los chicos en España y la verdad que salvo a través de mis abuelos, nunca tuve relación con la Iglesia. Estudié en España en un colegio francés laico.

Habiendo sufrido las turbulencias del matrimonio de mis padres decidí emprender mi propio camino. Primero me fui a vivir a Francia un tiempo y al volver a España participé de un start-up que me permitió después venir por temas laborales a la Argentina. Aproveché esa excusa para poner un océano de por medio.

Acá empecé a vivir mi vida y a tener contacto con gente que tenía unos valores y unos principios que si bien no eran nuevos para mí eran muy refrescantes, en lo que a religión y fe se refiere. Y luego conocí a mi mujer que era bastante practicante. Siendo divorciada nos casamos por civil en España. Hoy estoy casado y tengo 4 hijas. Pero debido a eso estoy en un conflicto con la Iglesia.

Sus padres también son bastante practicantes. Perdieron un hijo en un accidente. Mi suegro hizo la carrera de acompañante espiritual. En el año 2013, mi hermano tuvo la desgracia de perder a su hija mayor en un accidente automovilístico. Esto fue un golpe muy fuerte tanto para mi hermano como para mis padres. Es algo que viene de repente y para lo que uno no está preparado. Para mí fue algo muy duro también y me movió la estantería. No hay en castellano un término en la Real Academia Española que defina el estado vital tras la pérdida de un hijo por parte de un padre. Justo para esa época me estaban insistiendo mucho en hacer un retiro de Entretiempo y yo me venía negando y poniendo excusas. Pero ese año decido aceptar. Fue una experiencia inolvidable. Fue un momento de empezar muchas cosas nuevas. Venía de estar acompañando a mi hermano y acá me sentí acompañado yo. Algo especial que pasó dentro del retiro me hizo sentí muy querido por gente que no me lo esperaba, y de forma desinteresada me dio mucho amor. Eso me hizo pensar que esta experiencia comunitaria podría ayudarme a conocerme a mí mismo y también ayudar a otros. De los argentinos valoro 3 cosas por encima de todo:

1- El sentido de la amistad. Es muy próximo, espontáneo, con una afinidad sincera.

2- El concepto de familia. Mientras que en Europa las familias se van atomizando cada vez más, acá se va agrandando la mesa con abuelos, hermanos, primos. En realidad uno empieza a formar parte de la familia del otro. Empieza a ser familia de sus amigos. Es bienvenido a las casas de otros. La familia tiene un peso. Es importante porque es un lugar de encuentro, donde desarrollar su identidad, pedir ayuda desinteresadamente, donde se valora a la persona.

3- La FE. En España nunca fui a la Iglesia. Si llegaba a ir sólo veía algunas canas solitarias en algún banco perdido en la penumbra. Se oía el tímido murmullo del rezo, pero allí nunca escuché cantos. Era triste y una experiencia individual. Nunca un sermón que no presentara un Dios castigador. Y eso más que acercarte te alejaba de la Iglesia. Acá es todo lo contrario; te invita a participar y disfrutar, a vivir en comunidad.

Entendí que tenía un nuevo camino que recorrer, donde podía aprender y crecer en el plano espiritual, y así, ya pasados los 50 años decidí recibir el sacramento de la Confirmación.

Al tiempo me convocaron para participar activamente en un Equipo de estos retiros y además de ser una especie de necesidad; uno lo vive viendo la transformación en el otro y se alegra por ello. Es algo que me transforma, me enriquece y me hace crecer. Y siento que los argentinos me han devuelto la fe.

Mi proceso fue progresivo y llevó mucho tiempo. Estaba latente. Pero también el grupo humano del que me siento parte y activo, me ha ayudado a no descolgarme muchas veces con muchas cosas, ni perder el rumbo.

Un hombre de resultados, de números, de gestión. Toda la vida estuve persiguiendo las cosas. Siempre pensando que el futuro se labra si tenés una buena educación pero sin FE es difícil llegar. Si tenés una buena educación, tenés mejores posibilidades. Si tenés la cabeza armada podés pensar. Si pensás podés elegir. Elegir es un tema mayor que define si te realizás haciendo lo que te gusta. Pero ahora no puedo dejar de lado la FE; la busco y la vivo plenamente.

Mi vocación ha sido esencialmente la de aprender. Entender. Vivir en plenitud. Eso me ha sido posible gracias a las elecciones hechas en el camino. Y ya de más grande, con Jesús a mi lado.

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Lo que nos dejó esta Semana Santa

Terminando la Semana Santa del 2016, que no va a volver a repetirse, quería compartirles un poco el aprendizaje (o mejor dicho, los dos grandes aprendizajes) que tuve.

  1. Semana Santa es una oportunidad tremenda para crecer en comunidad.

Si uno se sumerge en el mensaje de Jesús, quien va viviendo cada paso hacia la muerte de Cruz y Resurrección, ve que en casi todo momento está acompañando. Elige estar con los demás. Pero lo más lindo de Jesús es que realiza esa opción misericordiosamente por sus amigos sin importarle que uno lo traiciona, otro lo niega y casi ninguno llega al momento culmine de su sufrimiento.

La Pasión de Jesús nos resalta la importancia que le da a la comunidad. Es más, me animo a decir que en estos relatos se encuentra la miseria de la Iglesia. Gente que no vela por Él cuando lo pide, gente que lo latiga, gente que le clava una espada en su costado. Pero Él sigue eligiendo vivirlo en comunidad. Porque el Amor por definición, necesita salir afuera de uno mismo.

Si vemos, Jesús comienza entrando en Jerusalén donde es recibido por una multitud, en la noche que va a ser atrapado celebra la Última Cena dejando en claro que el servicio a los demás es una de las claves para la vida, parte y comparte el Pan y el Vino, sienta en su mesa al enemigo, ora en el Huerto de los Olivos preocupándose por la Salvación de los que se quedan dormidos, durante el camino al Gólgota necesita a Simón de Cirene para cargar su Cruz, en el final trágico les habla a María y Juan, pide perdón por los que lo condenaron y salva al Buen Ladrón.

Básicamente, en todo momento, Jesús nos quiere decir que lo más importante que vino a hacer en esta Tierra necesita vivirlo con la gente. Ahí mismo, ya está presente el germen de una iglesia, iglesia humana que se equivoca, pero iglesia que acompaña.

fuente: forosdelavirgen.org

         Fuente de la imagen: forosdelavirgen.org

             2.Vivir mi vida como lo vivieron los apóstoles al Sábado Santo.

Me desperté el Sábado Santo preguntándome: ¿Qué habrán sentido los apóstoles ese Sábado Santo? Porque Jesús les había dicho que resucitaría pero bueno, “del dicho al hecho hay un largo trecho”. Supongo que se habrán  despertado más alegres pero expectantes, más tranquilos que el viernes pero con una pequeña duda. Sin embargo, ellos fueron al Sepulcro, rezaron y esperaron.

Lo que me llevé de esta Semana Santa fue que quiero encarar mi vida con ese sentir de los Apóstoles. Nadie sabe cuándo vendrá, cómo vendrá, ni cómo reaccionaremos en la Segunda Venida. Pero sí sé que quiero que mi vida sea una eterna vigilia esperando a Jesús, esperando el momento donde se cumplan las promesas. Pero para eso, tengo que vivir trabajando en la Tierra como si a cada segundo pudiera venir. Quiero entregarme por Amor en todo momento, crecer en oración y creer fervorosamente que mi vida vale la pena si me despierto cada día como aquellos apóstoles y corro al otro lado de la piedra del Sepulcro con sus ánimos y su fe. Porque al fin y al cabo, se trata de eso, de la fuerza de mantener una duda. Nadie sabe 100% ni tiene el pájaro en la mano, pero creemos sin ver y esperamos con fe.

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Todos tenemos nuestra propia cabaña

 

Por Fernando Gorza

BUENOS AIRES.-¿Dónde está Dios en un  mundo de indescriptible dolor?”

Esa pregunta funciona como disparador para quien quiera leer La Cabaña, un libro apasionante escrito por Wm. Paul Young en el que relata el encuentro fantástico y sorprendente de Mack, el personaje principal de la obra, y Dios.

Luego de transitar una de las perdidas más terribles de su vida, Mack recibe una invitación a pasar un fin de semana en la cabaña para poder entender lo sucedido. Es una historia de búsqueda, perdón, sanación, tristeza y amor.  Abundan en la obra diálogos, preguntas y temas que muchas veces en nuestras vidas quedan como un interrogante sin respuesta. Con mucha sensibilidad y capacidad reflexiva, el autor pone en boca de Mack y de Dios conversaciones que llevan a la emoción y a la comprensión de aquella pregunta inicial.

“¿Esta historia es cierta?”- Le preguntaron más de un vez al autor. – “No: es ficción pero el sufrimiento emocional con oda su intensidad y el proceso que desgarra el corazón y el alma de Mack son muy reales. Yo tengo mi cabaña, el lugar por el que tenía que pasar para hallar mi sanación… El dolor, la pérdida, la aflicción el proceso, las conversaciones, las preguntas, la cólera, el perdón: todo es real, todo es verdad.” Y Agrega: “Ahí está Dios, que emerge en forma tan real, inesperada y al mismo tiempo sorprendente. Ciertamente Él es verdad”. Son innumerables los pasajes del libro en el que Dios se acerca a Mack con esa mirada de Amor infinito cobijándolo y abrazándolo en su totalidad como este que comparto:  

-“Vayamos a ver las estrellas” – invitó Dios

-¿Y los demás?- Pregunto Mack

-Aquí estoySiempre estoy aquí.  

Una obra recomendable y apasionante para profundizar en la fe, la búsqueda y el encuentro con Dios.  

Semana Santa: ¡Qué burro!

© Arctic-Images/Corbis

Este fin de semana celebramos el Domingo de Ramos y el inicio de la Semana Santa, esos cuatro días que suelen traducirse en una “mini vacación”. Y no hay nada de malo en eso. O acaso ¿quién no aprovecha el feriado para dormir hasta tarde? Y, si es posible, ¿quién no busca escapar de la rutina y hasta del propio código postal? Repito, no hay nada de malo en eso. El mismo Papa Francisco quiere cristianos que se muevan, se levanten, no se queden quietos y hagan ruido. En sus propias palabras: quiere cristianos que “hagan lío”. Pero que el lío no se nos vaya de las manos y terminemos metiendo la pata, como el burro de una leyenda simpática y didáctica sobre la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Seguir leyendo

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“El triunfo no está en no caer, sino en no permanecer caído”

Intensificar el camino a nuestra propia conversión es la propuesta del tiempo de cuaresma que estamos viviendo y que termina el Domingo de Pascua, con la resurrección de Jesús. Necesitamos hacer una pausa y realmente entender este momento que es tan importante para todos los cristianos. ¿Por qué? Porque es nuestra oportunidad para cambiar. Sí, cambiar: dejar atrás el “hombre viejo” que somos para ser “hombres nuevos” .Acercarse lo más posible a Dios como lo hizo Jesús aun sabiendo que su padre lo enviaba a salvarnos con un coste tan alto: su propia muerte. En cualquier situación actual en la que uno esté, esta es la ocasión para encontrarse con Dios. Es un tiempo de búsqueda y otorgamiento del perdón, de limpiar nuestros pecados, de ser misericordiosos, de pedirle al Señor que nos enseñe y ayude a llevar nuestra cruz, de ser humildes y por sobre todo de reconciliarnos con Él. Es la oportunidad para transformar nuestros corazones. De TRANSFORMARNOS.

En otras palabras lo que intento decir es que nos abandonemos a Jesús, aunque nos sintamos indignos de su amor, de su perdón o de todo de  lo que creamos que no merecemos. Él nos ama igual y quiere que permanezcamos a su lado. Por eso hoy, quiero compartir un fragmento del discurso del Papa Francisco durante su visita a México en donde les dirigió  unas palabras verdaderamente alentadoras a los jóvenes, pero que es válido para todos a cualquier edad.

“Cuando todo parezca pesado, cuando parezca que se nos viene el mundo encima, abracen su cruz. Abrácenlo a Él. Por favor, nunca se suelten de su mano aunque los esté llevando adelante arrastrando. Y si se caen una vez, déjense levantar por Él. Los alpinistas tienen  una canción muy linda  que a mí me gusta repetírsela a los jóvenes. Mientras suben van cantando: en el arte de ascender el triunfo no está en no caer, sino en no permanecer caído. Ese es el arte. ¿Y quién es el único que te puede agarrar de la mano para que no permanezcas caído? Jesucristo. El único. Jesucristo, que a veces te manda un hermano  para que te hable y te ayude. No escondas tu mano cuando estás caído. No le digas “no me mires que estoy embarrado o embarrada. No me mires que ya no tengo remedio”. Solamente dejate agarrar la mano y agarrate a esa mano. Y la riqueza que tenés adentro: sucia, embarrada, dada por perdida, va a empezar, a través  de la esperanza a dar su fruto, pero siempre agarrado de la mano de Jesucristo. Ése es el camino. No se olviden, en el arte de ascender el triunfo no está en no caer, sino en no permanecer caído. No se permitan permanecer caídos. Nunca. Y si ven un amigo o una amiga que se pegó un resbalón en la vida y se cayó: andá y ofrecele la mano. Pero ofrecesela con dignidad. Ponete al lado de él, al lado de ella, escúchalo. No le digas “te traigo la receta”. Como amigo, despacito, dale fuerzas con tu palabra, dale fuerzas con la escucha. Esa medicina  que se va olvidando: la escucho terapia. Dejalo hablar, déjalo que te cuente. Y entonces poquito a poco te va a ir  extendiendo la mano y vos lo vas a ayudar en nombre de Jesucristo”

Este podría ser el auténtico mensaje y propósito del tiempo cuaresmal.  En el que buscamos dejar aquello que nos hace mal  para que con ayuda de Jesús podamos sobrellevarlo y Dios nos otorgue ese perdón tan buscado. Ese perdón que nos libera, nos acerca y nos une. Lo que necesites modificar para renovarte, hacelo de la mano de Jesús.

Si querés volver a Él después de mucho tiempo de alejamiento, ACERCATE.

Si te sentís perdido, PEDILE QUE TE GUIE.

Si necesitás que te alivie con su perdón, PEDISELO.

Si buscás su apoyo y refugio, REZALE.

Si querés que te libere de tus angustias y tristezas, IMPLORALE.

Si sentís que debés agradecerlo, HACELO.

Si estás feliz y lo llevás dentro tuyo, AYUDÁ A OTROS A QUE SIENTAN LO MISMO.

Lo que busques y necesites te lo va a dar. No te olvides que Él nos amo primero. Pedile que en esta Cuaresma te renueve y modifique tu corazón. Pero también pedile que te ayude a ser como él: a  perdonar, de corazón.  A ayudar. A ser servicial. A contagiar alegría. A que tu fé crezca día a día. A rezar con mayor frecuencia. A asistir a misa. A llevarlo a donde vayas.  A reconciliarte. “Porque si damos, no es porque tenemos; más bien tenemos porque damos”.  

Entregate a Él, completamente.

 

Fuente: evangelioprimitivo.blogspot.com

Link discurso del Papa en México completo: https://www.youtube.com/watch?v=A1wO_C3cG34&t=1098s – Fuente: Vatican Site

 

Francisco: Pasión de Multitudes

Voluntarios 24/7

Tengo una deuda pendiente conmigo y con nuestro blog: correrme de la reflexión sobre los mensajes del Papa en su visita a México y compartir la pasión que se vivió en las calles el mes pasado. No lo hice antes porque, apenas se fue, Francisco nos hizo mucha falta y quedó un hueco en esa rutina que supimos adoptar por una semana. Pero hoy esa nostalgia es un gran recuerdo que amerita volver a pasarlo por el corazón en honor al tercer aniversario de su pontificado. Seguir leyendo

Propuesta para la Cuaresma

Esta vez, me agarró la Cuaresma muy desprevenida, como recién aterrizando del verano. También, preparando la última materia y con cambios laborales. Una verdadera tempestad. Y como todo lo que no puedo preparar con anticipación, apurada. Entonces, no quise que dejar pasar estos cuarenta días sin proponerme algo. No solamente por costumbre sino más bien porque es un tiempo de oportunidad de cambio. Me resulta muy difícil imaginarme el Viernes Santo sin elegir algo en lo que quiera morir y a mi Domingo de Pascua, le faltaría la conversión típica de la Pascua. El “paso”.

La gran pregunta que me surgió fue: ¿hacia dónde? O, ¿en qué ámbito podía ser para mí este paso en 2016? ¿Qué, de todo lo que tengo que mejorar, podía ser especialmente ofrecido para trabajar este tiempo de preparación? En rigor de verdad, sentía que carecía del tiempo para elegirlo pero a su vez, seguían pasando los días sin hacer nada distinto.

Como quien no quiere la cosa, debatiendo un poco contra mí misma y lo fácil que me resultaba encontrar actitudes o defectos para mejorar; se hizo la luz. Recordé aquel 8 de diciembre en que se inició el año de la Misericordia propuesto por el Papa Francisco. De repente, todo cobró sentido. No tenía tiempo para reflexionar y todo lo que elegía no me terminaba de convencer, pero estaba en frente mío.

“Sean Misericordiosos como el Padre”. Entonces ya la pregunta era distinta: ¿con quién? ¿A quién tengo que perdonar? ¿A quién tengo que abrazar? ¿A quién tengo que darle la liberación de saberse perdonado? ¿A quién tengo que empezar a tratar distinto? ¿A quién quiero hacer propia su miseria?  ¿A quién que no me haya pedido perdón, debería perdonar como gesto? Bueno y ahí, es cuando se complica el tema. Cuando como se le presenta Jesús el diablo en el desierto, a nosotros nos surgen nuestras cadenas. Las cadenas del porqué yo tengo que hacer esto o porqué tengo que ser quien dé un paso o quien perdone; porqué tengo que ser el que abrace.  Todas preguntas que tienen su respuesta en el paso que quiero dar esta Cuaresma: amar más misericordiosamente. Amar de verdad como Jesús nos amó a nosotros, amar a los demás.

Por eso, la propuesta para esta Cuaresma, si quieren sumarse, es preguntarse: ¿cómo se puede amar más misercordiosamente?, ¿con quién?, ¿en dónde? y  ¿en qué actitudes?

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Génesis…¿Y ahora?: Día Séptimo

Fueron, pues, acabados los días de tantas emociones, sentimientos y lecciones de la visita del Papa a México. Regresó a Roma y descansó. Todo lo que hizo fue bueno. Pero, Génesis… Génesis 1,  2 y 3 y así  sucesivamente…Ahora la historia continúa con el hombre mismo. Es decir, depende de todos y cada uno de nosotros lo que hacemos con “la creación” del Papa en México. Para ello, aquí un recordatorio de algunas enseñanzas que destacamos en este blog.

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Madera frágil. Cristal fuerte: Día Sexto

foto: ACI prensa

foto:El Universal

Hoy no quiero hablar directamente de personas, lugares, palabras y/o ceremonias. Hoy quiero hablar de objetos y materiales. Ayer en el sexto y último día de Francisco en México, me llamaron mucho la atención dos regalos puntuales, hechos de materiales muy diferentes, que obtuvieron apenas la suficiente cobertura mediática. En un gesto de dar y recibir, entregar y de aceptar, la madera del báculo pastoral y el cristal de una cruz se encontraron en un lugar especial: el Centro de Readaptación Social Nro. 3 de Ciudad Juárez.

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Ser, Rezar y Amar: Día Quinto

En el quinto día de su visita a México, el Papa viajó a Michoacán. Por la mañana se reunió con sacerdotes, seminaristas, religiosos y consagrados en Morelia. Y, por la tarde, con los jóvenes. Ambos grupos son de importancia para el Papa y para un país que lucha contra el narcotráfico, las organizaciones criminales y la discriminación. Por eso Francisco, independientemente de la vocación de cada grupo, habló de una receta infalible para vencer cualquier tentación y resignación que yo resumo así: SER, REZAR y AMAR.

SER riqueza del país y de la Iglesia
No hay duda que aquellos que optaron por la vida sacerdotal, consagrada o religiosa son una riqueza fundamental para la Iglesia. ¿Quiénes sino para guiarnos a los laicos en el camino de nuestra Fe? Seguir leyendo