Noche de paz

Casimiro el posadero

Tata Dios había querido que su hijo naciera como la gente, porque a él le gusta que nazcan y vivan como la gente. A veces somos nosotros quienes no dejamos a Dios, ni a la gente, nacer y vivir como la gente.
Imagínense a La Pampa cuando era campo. Imagínense las ruedas de las carretas que hacían viajes… María y José tuvieron que emprender un camino, una huella.

Llegaron a la tardecita a Belén. Estaba todo arreglado para que Jesús naciera en la piecita de la posada que había en Belén. Lo único que faltaba era que el posadero dijera que sí. Pero dijo que no.

Eso no hizo que se parara el nacimiento de Cristo, el que quedó fuera de la historia es Casimiro, el posadero. Porque Jesús nació lo mismo, al lado de un pesebre.

Supongamos que con el tiempo se murió Casimiro, y ahora, en estos tiempos, viendo cómo los chicos hacen el pesebre, él debe pensar: si hubiera dicho que sí, todos estarían haciendo mi casita. Yo sería san Casimiro. Y por haber dicho que no, en mi lugar hay un buey. Qué triste debe ser la Navidad de aquél que por haber dicho que no, se quedó afuera.

Ahora digo, ¿Vos y yo entraremos al pesebre?
Que Dios te bendiga y me bendiga.

Mamerto Menapace

 

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