Banquetazo

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Hoy soy un padre de 40 años.

La vida nos presenta tentaciones. Los viajes y el dinero muchísimo más. Las ofertas son de todo tipo y color.

La verdad que a los años que tengo, las metas que me puse las fui cumpliendo. El sueño de poder vivir de lo que me gustaba y formar una familia llegó. Hoy está.

No sé cuándo viví exactamente el clic en darme cuenta que Dios era parte de mi vida. De mi familia. De mi casa. Pero sí puedo decirte que hoy está entre nosotros constantemente. En algún gesto. En algún acto de alguno de los chicos. En algo que haga mi mujer. Siempre está.

Yo, de más joven, no es que estaba muy alejado de la Iglesia. Pero sí es cierto que uno, cuando empieza a alejarse de lo propio se siente perdido. Las tentaciones pueden ser muy fuertes. Ahí es cuando uno empieza a sentir los remordimientos y siente que por una pavada puede tirar por borda todo lo que tanto le costó conseguir.

Yo era muy joven cuando logré empezar a trabajar en lo mío. Eso hacía que estuviera fuera de casa y del país muchas semanas al año. Demasiados viajes. Teniendo que dejar mi mujer, mis hijos, mi familia durante mucho tiempo. Y la verdad que si uno se sube en esa calesita empieza a perderse y puede marearse. Pero lo importante es saber que el rezo siempre ayuda. Siempre ayudó a no caerse más de la cuenta. Lo importante es no perder las raíces de uno. No perder el “hilo primordial” que a uno le recuerda cómo son las cosas.

Hubo un momento en el que en los viajes, las ofertas que había sobre la mesa eran muy variadas. Las posibilidades para embarrarla eran muchas. Había llegado al banquetazo, como yo lo llamo y tenía lo que quería y cuando quería, más o menos.

En esos momentos son los que siento que estaba más aferrado a Dios y a la oración. En esos momentos es donde uno piensa mucho en la familia. En esos momentos es donde hay que parar la pelota, ver dónde estamos parados y volver a buscar nuestro hilo primordial.

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Resucitar Diariamente

Mi nombre es Michel Thibaud. Voy a estar acá para que me cuentes cuál fue la razón por la que volviste a Dios después de los 30. Qué te hizo mirarte al espejo y ver que estabas hecho a su imagen y semejanza. Qué te hizo pensar. Cuál fue tu click.

Está sección tratará de contar tu historia. Tu Milagro Personal. Todos tenemos Milagros Personales que nos hacen resucitar a diario y no los vemos. Siempre están los Milagros. Hay que aprender a verlos y reconocerlos.

Trataremos de contarte en primera persona cómo algunos vieron ese resucitar. Cómo lo entendieron. Qué significó.

No importa qué pasó o qué hiciste. Nunca es tarde. Si tomás conciencia y parás la pelota, por más que estés perdiendo por goleada, podés despertarte y darte cuenta que no es tarde para el cambio.

Siempre que dejes a Dios caminar a tu lado las cosas serán un poco menos difíciles.

Leé con el corazón. Oí con el corazón. Abrazá con el corazón. Y los Milagros Personales van a ir apareciendo en cada esquina.

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¿Muerte Digna?

Brittany Maynard, quien se quitó la vida a los 29 años para evitar la larga perspectiva de un cáncer terminal, lo compartió públicamente en las redes sociales y armó un gran debate :

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Droga, problema de todos

En el Día Internacional de la Lucha contras Las Drogas y el Narcotráfico, el líder de la Pastoral Villera Padre José María “Pepe” Di Paola participó del “Primer Congreso Internacional Sobre el Abordaje de las Adicciones” con la idea de seguir difundiendo políticas públicas de prevención, capacitación y asistencia en el campo de las adicciones.

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¿Cambios en la Iglesia?

Los medios quieren explicar un fenómeno de cambio de fondo sin tener en cuenta que el cambio está en el modo. Tiempo de misericordia sin postergar la VERDAD.

Sínodo sobre la familia

Hace unos días comenzó el Sínodo sobre la familia ¿Qué es? ¿Qué significa?

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El riesgo de la literalidad

“Siempre el fundamentalismo va a ser nuestro enemigo”

Padre Gonzalo Fernández

El Padre Gonzalo Fernández fue ordenado Sacerdote por el actual Papa Francisco en el año 2002. Es Capellán del Hospital Neuropsiquiátrico Braulio Moyano situado en el barrio porteño de Barracas desde hace ocho años.

¿Qué es lo que más feliz te hace de tu vida sacerdotal?

La utopía del amor de poder vivir libre. De ser libre para algo mucho más grande. En criollo:  “Vivir para servir es VIVIR en mayúsculas” . Ser un poco el amigo de Dios entre gente común. Ser puente en situaciones cotidianas. Ser Sacramento me hace feliz. Sentir que Dios se hace presente en los que están abandonados y que me quieren con el amor que Dios me quiere. A veces los estudios sobran y la gente te quiere por lo que sos más allá de los títulos

 ¿Quién es Dios para vos?

Dios es misterio profundo que me sondea y me rescata del abismo cuando no sé bien quien soy. Algo así como la respuesta a las preguntas que todavía no supe hacer.
Dios es misterio de Amor que me seduce, me conoce y me invita a VIVIR una aventura mayor a sus riesgos. Intuición en el amor que se hace vida que vale la pena gastar y convidar.

¿Cómo sentís la presencia de Dios en el Moyano?

Un rasgo característico, en el cual, siento la presencia de Dios en el Hospital Moyano, es la DESMEDIDA, que es tan típico de la locura. Dios en Jesucristo es locura y escándalo; Amor y Desborde. Él es capaz de todo y no todos son capaces de experimentar pasarse de ciertos límites. las mujeres internadas acá saben lo que es la desmesura y también saben lo que es el abandono. En la desmedida y en el abandono, Dios esta presente, muy presente.

¿Qué sentís desde que Francisco , una persona tan cercana para vos, se haya transformado en Papa?

Yo se lo dije cuando le visité el verano pasado, desde que él es Papa, siento que soy mal cura (lo era antes también) pero tengo la sensación de ser un cura que muchas veces no esta a la altura de las circunstancias. Algo parecido a lo que le pasó a Pedro con Jesús en la barca cuando lo reconoce como Hijo de Dios. Al mismo tiempo, un deseo enorme de seguir construyendo esta Iglesia de puertas afuera, de frontera, de periferia.

AntiCristianismo

Mientras que en la modernidad hay un paradigma tan lindo e importante como “la no discriminación”, el Cristianismo, sigue siendo perseguido:

Soy adicto, y también estoy llamado a la Santidad

Me contactó un conocido de hace varios años y me pidió contar algo muy personal de su vida. Es por eso que el relato se publica sin nombre pero con mucha sinceridad. Muchas gracias por el testimonio.

ANÓNIMO:

Deseo compartir brevemente sobre mi pasado con las drogas, sobre mi recuperación y también sobre cómo mi práctica religiosa encaja en medio de esa historia.

Soy un joven de una ciudad del interior del país. Comencé a beber alcohol y a consumir otras drogas en mi adolescencia. Al principio estas me dieron algo que siempre me había “faltado”: confianza y “valor” para relacionarme con los demás, especialmente con las chicas. Poco a poco, sin embargo, y a medida que iba consumiendo más cantidad y variedad de drogas, me volví una persona aislada y solitaria. Todo se iba por un barranco: mis estudios, mis trabajos, mis vínculos familiares y de amistad y también el noviazgo. Al final solamente me interesaban las drogas.

Por momentos me acordaba de Dios. No había tenido una formación religiosa de niño, salvo el ejemplo de algunas tías y mis abuelas. Pero estaba estudiando en una Universidad católica y las clases de teología me llevaban a hacerme preguntas. En mi desesperación pedí a Dios que me mostrara el camino para mejorar.

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Me acerqué entonces a una parroquia. Comencé un catecumenado que me llevó a recibir la primera Comunión y la Confirmación. Sin embargo, aunque pensaba que la práctica religiosa iba a bastarme para salir de las drogas, no lograba detenerme del todo y tenía frecuentes recaídas. Entonces una persona de la Iglesia me recomendó los Grupos de 12 Pasos. Así llegué a Narcóticos Anónimos (NA), en marzo de 2006, mientras vivía en la ciudad de Buenos Aires.

La primera reunión a la que fui funcionaba en una parroquia. De todas formas, vi que la práctica religiosa no era requisito para participar en las mismas, por lo que había miembros de otras religiones o que no practicaban ningún culto. Entendí que otros, que habían pasado por lo mismo que yo había pasado, podían ayudarme con su experiencia como nadie más podía. Se trataba del lenguaje de la identificación.

Comprendí también que la adicción es una enfermedad que necesito tratar de una manera especial. No he tocado ninguna droga en muchos años, y esto incluye el alcohol. Asisto a reuniones de NA en parroquias, sinagogas, templos evangélicos, sociedades de fomento y hospitales. Se trata de un programa espiritual, no religioso.

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Hoy vivo de vuelta en mi ciudad de origen. Sigo viviendo mi fe de manera activa, yendo a misa, confesándome y participando de actividades en mi parroquia. Y también sigo yendo a las reuniones de Narcóticos Anónimos, entendiendo que son éstas las que me permiten mantener día a día mi abstinencia, mi recuperación y la nueva forma de vida que he encontrado, que es mucho mejor que la que tenía antes. Llevo una vida digna y soy un miembro productivo y alegre de la sociedad.

Hoy entiendo que, aun con mi pasado de muchos excesos, también estoy llamado a ser santo. Ojalá que mi experiencia puede servir a otros que aun están sufriendo.